España carece de una verdadera industria de planes de pensiones. Lo demuestra que el 30% del dinero depositado esté en solo 15 productos y que las cinco primeras gestoras (todas en manos de bancos) controlen el 65% del capital invertido.
La razón de esta excesiva concentración está en la normativa que impide a las gestoras internacionales entrar en este mercado mientras que no cuenten con el respaldo de una aseguradora.
Con ello se ha facilitado la vida a los bancos que gestionan estos productos con el piloto automático impidiendo que los ahorradores aprovechen el potencial de la renta variable.
Es preciso, por tanto, que exista una mayor competencia. Será la única forma de mejorar las pobres rentabilidades que los planes de pensiones ofrecen.
