En 2017, las familias españolas destinaron 15.711 millones de su renta a pagar intereses por los préstamos bancarios frente a los 53.314 millones del año 2008.
Es obvio que los bajos tipos de interés y la recuperación económica han impulsado un desapalancamiento de 200.000 millones en ocho años. De hecho, los hogares han pasado de destinar el 7,8% de su renta a este capítulo en 2008 a solo el 2,2% en 2017.
No obstante, el nivel de endeudamiento de las familias sigue siendo 9,4 puntos más elevado que en los países de la eurozona.
La brecha que aún se mantiene obliga a que el ajuste de las familias continúe. Solo así se podrá ser menos vulnerable ante una subida de tipos o un cambio de ciclo económico.
