Opinión

Señal positiva de la banca española

CaixaBank y Bankia abren la puerta a recompensar a sus accionistas con un dividendo extra en 2019 al alcanzar tasas de solvencia suficientemente altas como para permitírselo.

En concreto, ambos bancos superan el nivel del 12% del ratio de capital de máxima calidad (Core Tier1), lo que obliga a los consejos de administración a estudiar el aumento de la retribución.

Así lo han reconocido recientemente el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, y su homólogo en Bankia, José Sevilla, aunque supeditan la decisión final a la "evolución de la rentabilidad". A pesar de esa condición, debe valorarse que estos dos bancos ya tengan capacidad para plantearse un dividendo que, desde luego, no les ha salido gratis a ninguna de las entidades. Ni siquiera a Bankia, a pesar de haber sido intervenida.

Es ahora, tras años de duros ajustes y tras vender la mayoría de sus activos inmobiliarios tóxicos, cuando estos bancos han podido avanzar lo suficiente en su punto más débil, la solvencia. De ahí que sea posible estudiar ahora una gratificación extra a sus accionistas. Pero este hecho no debe llevar al grave equívoco de considerar que el sector financiero en su totalidad esté recuperado, ni que hayan desaparecido todos sus problemas.

Y para demostrarlo, ahí sigue el reto de recuperar el negocio crediticio a niveles adecuados. Por tanto, es necesario contextualizar esta señal positiva que CaixaBank y Bankia envían y no ver en ella una justificación para tomar medidas como la tasa bancaria que plantea el Gobierno de Pedro Sánchez.

El tributo perjudicaría al sector al dejarlo en desventaja frente a los bancos europeos e impediría que las entidades que salen más reforzadas tras la crisis recompensen a sus accionistas.

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