Opinión

Los mercados llaman a la calma

Los mercados de valores mundiales están viviendo sus peores momentos desde que terminó la corrección mundial de 2016. El índice MSCI World ha perdido un 8 por ciento en solo 12 días. ¿Las acciones españolas? Han caído un 9 por ciento en 11 días. El S&P 500 estadounidense está un 10 por ciento por debajo de su último máximo. Estamos viviendo oficialmente una corrección. ¿Están los inversores asustados? De ser así, deben convirtir su miedo en optimismo. Si tiene acciones, no las venda. Si tiene dinero que quiere invertir, ahora es el momento de comprar. Los mercados alcistas normalmente no terminan así. Estas caídas suelen acabar pronto y luego empieza el repunte. Seguimos teniendo máximos por delante.

Estas duras semanas son episodios típicos de una corrección. Conmovedores, pero normales en un mercado alcista. Las correcciones llegan y desaparecen sin previo aviso, sin motivos aparentes. La volatilidad podría durar unos pocos días más o algunas semanas más. ¡O incluso podría acabarse mañana mismo! Imposible saberlo. Las correcciones son psicología masiva. Las emociones de los inversores son impredecibles.

Sin embargo, tampoco es necesario predecirlas. Las correcciones duran poco. Los mercados bajistas (caídas duraderas de más del 20 por ciento debido a cambios en los fundamentales, como podría ser una recesión) empiezan de otro modo. Desde 1980, el Ibex ha sumado 34 caídas de entre el 8 por ciento y el 20 por ciento. Si analizamos los datos diarios de los 92 años de historia del S&P 500, el período más largo y diversificado tuvo 49 correcciones. Suelen durar entre siete días y ocho semanas. Son dolorosas, pero efímeras.

A muchos les cuesta entenderlo, pero esta corrección no es extraordinaria. Nos da esa sensación porque recientemente estos movimientos tan drásticos han sido poco comunes. Las acciones mundiales han caído un 3 por ciento. Es el mayor desplome desde 2015. El año pasado, no hubo caídas diarias de más del 2 por ciento, un año anormalmente tranquilo. El sesgo de inmediatez consigue que nos olvidemos de que las grandes bajadas son normales. Las acciones mundiales han caído más de ocho veces como el pasado jueves desde que la crisis financiera mundial terminó. Y ¿cuántos días de caídas del 2 por ciento ha habido? 38 días.

Los mercados bajistas reales empiezan silenciosamente, y engañan a muchos con la calma previa a la tormenta. Típicamente, "los mercados alcistas terminan con un quejido, no con un estruendo". Sin indicios. No se desploman rápidamente. Desaparecen sin ruido. Empiezan a desvanecerse paulatinamente y pocos se dan cuenta.

Los mercados bajistas nacen en la euforia, crecen con economías en dificultades, maduran en recesiones y mueren en el pánico. Atraen a aquellos demasiado miedosos para comprar antes, aquellos que ven la ligera desaceleración como su oportunidad de comprar. Normalmente, alrededor de dos tercios de las pérdidas totales de los mercados bajistas suceden cuando les queda un 30-40 por ciento para finalizar, lo que se conoce como las caídas drásticas. Los primeros meses suelen sufrir pérdidas leves normalmente. Esa tranquilidad es lo que nos advierte de su llegada. La situación en este mo-mento es todo menos tranquila.

Aquellos que vendan hoy pueden creerse que están evitando el mercado bajista. Vender puede parecerles la mejor opción. Pero se están perjudicando. Se perderán el repunte. Para evitar lo peor del mercado bajista, no hay que anticiparlo o predecirlo rápido. Usa el paulatino inicio para determinar si es o no un mercado bajista real. Cuando era muy joven, aprendí que no se tiene que declarar un pico del mercado hasta después de tres meses de que haya sucedido. Usa el tiempo a tu favor. No he podido predecir todos los mercados bajistas adecuadamente, pero mi regla de los tres meses funciona en casi todos los mercados bajistas globales históricos, incluso en 1929. La gente se olvida de los máximos que preceden a los mercados bajistas.

Durante las correcciones, todo el mundo intenta buscar la causa que las justifique. Cuando consiguen determinar dicha causa, la corrección ya se ha acabado. Luego, la supuesta causa parece ser un gran descubrimiento, como las caídas en el mercado de valores por culpa de China en enero de 2016. ¿Cómo podría algo así afectar a las ganancias de las empresas mundiales tras uno, tres o cinco años? Pero cuando se nos presenta una historia, en paralelo al pánico, no se puede probar que sea inventada.

Es complicado entender cambios tan repentinos, pero la volatilidad no se basa en los fundamentales. Créaselo. Tal y como el reputado inversor Ben Graham afirmó: "En el corto plazo los mercados funcionan como una máquina de encuestas y, en cambio, en el largo plazo funcionan como una balanza". La rentabilidad en el corto plazo es como un concurso de popularidad. Solo los movimientos a largo plazo tienen causas identificables, porque los mercados tienen en cuenta los fundamentales.

Es imposible predecir cómo va a afectar el sentimiento al precio de los valores la semana que viene o el mes que viene. Pero los mercados bajistas no se inician con una volatilidad como la que vivimos. Si no es un mercado bajista, es que es alcista. Sea paciente, diversifique, las acciones de grandes empresas de calidad le darán mejores momentos en lo que queda de este mercado alcista.

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