Opinión

Y la nave va

Imagen: EFE

¿Cómo van las cosas? Es la pregunta más repetida estos días y la respuesta más común es: "Van". Como en la película de Federico Fellini Y la nave va (1983), en la que nos muestran que la vida sigue su curso. En estos días nuestro devenir parece amenazado por tres grandes cuestiones: el Brexit, el referéndum catalán y la parálisis legislativa por la bronca interna del PSOE.

Cualquiera de estos tres problemas pone los pelos de punta. Sin embargo, cada día tiene su afán. Poco a poco van saliendo las cosas, la economía sigue creciendo a buen ritmo y cada vez se crea más empleo.

La situación no es para tirar cohetes, pero se resuelven poco a poco los asuntos. Cuando la legislatura parecía bloqueada, el ministro Montoro ha presentado los Presupuestos para 2017 y probablemente serán aprobados. Hay que reconocer que lo ha hecho bien. El déficit de 2016 se situó en el 4,33 por ciento, por debajo del objetivo fijado por Bruselas y para el próximo año se puede quedar en el 3 sin grandes esfuerzos gracias al crecimiento de la recaudación, al rebote de la inflación y a la lucha contra el fraude fiscal.

¿Y el Brexit? No impide que la bolsa siga subiendo y que la prima de riesgo siga bajando. Hubiese sido mejor una Europa unida con Reino Unido en su seno, como es mejor una familia sin divorcio. Pero una vez que la separación se ha producido, conviene hacer de la necesidad virtud y ver su lado positivo. Inglaterra nunca compartió el proyecto de los Estados Unidos de Europa; sus dirigentes siempre han estado más cerca de Washington que de Bruselas; por tanto, su salida puede acelerar el proyecto europeo que sí quieren el resto de los 27 socios. Eso no significa que no podamos seguir siendo amigos o al menos que sea una separación civilizada.

La independencia en Cataluña también es una amenaza, pero al final la sangre no llegará al río. Hay soluciones, pero pasan por una sustitución de los actuales dirigentes de la Generalitat que han llevado el procés a un callejón sin salida; a eso puede contribuir el referéndum, que todos ellos queden inhabilitados y que den paso a otros dirigentes.

¿Y el PSOE? Se impondrá el sentido común y se llegará a un acuerdo de integración para sobrevivir; y si Pedro Sanchez no está de acuerdo, ¡pues que se vaya! Se suelta lastre? Y la nave va.

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