Opinión

Luz al final del túnel para la banca

La Reserva Federal (Fed) acometió esta semana su tercera subida de tipos desde 2015 y mantuvo su hoja de ruta de incrementos para 2017 y 2018. Todo apunta, por tanto, a que las tasas en Estados Unidos cerrarán el año próximo en el entorno del 2,5 por ciento. Se trata de un nivel que generaría una gran descompensación si el BCE mantiene sus tipos, como ahora, en el cero por ciento. Es lógico, por tanto, que los expertos esperen una reacción del eurobanco, para normalizar su política monetaria. Los augurios son cada vez más ambiciosos, hasta el punto de situar la primera alza a finales de este mismo año.

Está por demostrarse la validez de ese pronóstico, máxime considerando que la institución presidida por Mario Draghi aún mantiene en marcha otros pilares de su programa de estímulos, como la compra masiva de activos. No obstante, la expectativa anima la cotización de la banca europea, un sector que gana 270.000 millones desde que se despertó el primer rumor.

No es para menos, considerando el impulso que el avance de los tipos supone para unas entidades obligadas a operar durante años con el precio del dinero anulado.

Los analistas estiman que sus beneficios pueden crecer hasta un 15 por ciento por cada 25 puntos básicos que el BCE suba las tasas.

Sin duda, el cumplimiento de este pronóstico depende de otros factores. Será fundamental que la mejoría económica se prolongue y que sea capaz de alimentar una demanda solvente de nuevo crédito, capaz de compensar las amortizaciones de las carteras. En otras palabras, la batalla por recuperar la rentabilidad seguirá abierta. Con todo, unos tipos más altos supone un comienzo para que la banca vislumbre, por fin, una luz al final del túnel.

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