Opinión

Calma ante la situación de China

De nuevo, China arrojó ayer un dato macroeconómico que siembra incertidumbre. En este caso, concernía a su comercio exterior, en concreto al comportamiento de sus importaciones

Las compras de bienes y servicios por parte del gigante asiático encajaron un descenso del 17,7% en septiembre, lo que implica que, en el acumulado del año, la mengua ya es superior a los 15 puntos porcentuales.

Sin duda, estos retrocesos constituyen un síntoma más del proceso de desaceleración económica que China experimenta y que tanto ha inquietado a los mercados. De hecho, no es casual que ayer se viviera una nueva jornada bajista en el conjunto de los índices europeos; entre ellos, el Ibex 35 cerró con un descenso del 1,28%.

Sin embargo, no conviene exagerar el alcance de ese retroceso. Después del ímpetu alcista que demostraron la semana pasada, China ha brindado el argumento perfecto a las bolsas para propiciar una corrección que presenta indicios de ser momentánea. La desaceleración china es un hecho en el que los mercados ya empiezan a detectar visos de que será manejable.

Incluso la reciente estadística de comercio exterior muestra su lado positivo, como es el descenso de sólo un 1,1% interanual de las exportaciones en septiembre, lo que equivale a un retroceso notablemente más débil de lo esperado.

Resulta innegable que, en las próximas semanas aún surgirán multitud de datos negativos negativos referidos a China; del mismo modo, tampoco es dicutible que, tal y como ratificó el FMI la semana pasada, el PIB mundial pierde velocidad. Con todo, lo razonable es mantener la calma ante un contexto que no apunta hacia una nueva recesión a escala global.

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