Opinión

Más gasto en vez de renovación

El presidente Mariano Rajoy lo aseguró ante el Comité Ejecutivo del PP y su vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, lo confirmó tras el Consejo de Ministros de ayer: el Gobierno cumplirá con su propósito de elaborar los Presupuestos Generales del año que viene. Aunque su aprobación no se puede dar por garantizada, ya que la proximidad de las elecciones generales condiciona el calendario, la vicepresidenta dejó claro cuál será su carácter dominante, al asegurar que se tratará de unas cuentas para un tiempo "de crecimiento".

Sin duda, la situación ha cambiado radicalmente desde que la crisis alcanzó su apogeo en 2012, y el Ejecutivo aprovechará el cambio de ciclo para elaborar los primeros Presupuestos expansivos desde 2010. Pero no se trata de una mera adaptación a los tiempos; los propósitos electoralistas del aumento del gasto y la ausencia de ajustes se delatan claramente en la medida en que, según revelan fuentes de La Moncloa, casi no hay caladero de votos al que no se le haga un guiño.

Así, las cuentas, previsiblemente, contendrán gestos para los jubilados (subida de pensiones), funcionarios (recuperación de las pagas extraordinarias y de los días moscosos) o asalariados (alza del salario mínimo profesional), además de bajadas de impuestos que van más allá de la reforma fiscal.

De materializarse este escenario, Rajoy demostraría que se afana en seguir jugando todo su futuro electoral a la única carta de la economía, comprometiendo incluso los objetivos de estabilidad presupuestaria. Ese propósito de hacer que se note la recuperación por la vía rápida no logrará eclipsar el hecho de que la verdadera prioridad del presidente debería ser llevar a cabo la renovación profunda de su partido y de su Gobierno, que no quiere acometer.

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