Opinión

La crisis del BES aún está por cerrar

Los apuros del Banco Espírito Santo pasan factura a la banca española en bolsa y le cuesta 9.000 millones de euros.

La salud financiera del Banco Espírito Santo ha dado un revolcón a la banca española de 9.000 millones de euros en bolsa y propaga el temor al contagio en un momento tan crítico como es la antesala de los test de estrés del BCE. El tsunami luso deja ver que tras seis años de larga crisis, el sector sigue enfermizo; que cualquier pequeña mala noticia, venga de donde venga, retrotrae a los momentos más agudos de la crisis financiera.

El Ejecutivo portugués lanza mensajes de que la situación está controlada, pero las dudas se están dejando notar fuera y dentro del país, sobre todo después de saber que el holding de la familia ha entrado en concurso. El entramado de sociedades de una de las entidades más importantes del país ha dejado a su activo más emblemático, el BES, a la altura del barro con una exposición directa de unos 1.800 millones de euros a activos problemáticos. La cifra no está cerrada, como tampoco la crisis del BES. El objetivo del primer ministro Passos Coelho es evitar el concurso de acreedores del banco con una ampliación de capital. De hecho, el supervisor luso ha sondeado a algunos bancos, entre otros el Santander, y a fondos de inversión interesados en entrar en el capital. Si no hay un agujero negro, el BES es un caramelo. Y estos inversores privados pueden ser la tabla de salvación.

El Gobierno luso acierta al tratar que sea el capital privado el que salve la banca y no tocar el dinero público. Pero debe estar vigilante para que los fondos no se hagan con la gestión si ésta es solo especulativa. En España el supervisor ha impedido que compren grandes entidades porque su interés es comprar y vender rápido, que es precisamente lo que menos interesa a una entidad que tiene que ser estable.

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