Opinión

Piratería y falsificación en la Era Digital

Aunque los términos de piratería y falsificación se suelen usar como sinónimos, estos tienen un significado distinto. En la falsificación el producto o el servicio imita al verdadero, pero no es una copia exacta, solo lo imita. En cambio, la piratería es la reproducción y distribución de copias creadas o modificadas de obras, productos o servicios originales protegidos por los derechos de la propiedad industrial o intelectual, sin consentimiento ni autorización del titular de los derechos. Un ejemplo clásico es una película original pirateada a la que se puede acceder a través de internet en una página web no autorizada por los distribuidores oficiales. Otro ejemplo es un libro pirata que genera pérdidas para el autor, la editorial, el comerciante, el traductor y todos los involucrados en el proceso. Además, el lector también puede verse perjudicado porque la piratería no suministra copias fiables. El impacto afecta a grandes empresas, a pequeños productores de contenido y a los que trabajan en la producción, divulgación y distribución del material.

La piratería a través de internet es un problema grave para los derechos de sus titulares y para la sociedad en su conjunto. Priva a los artistas y creadores de remuneración por su trabajo y a la larga puede reducir la gama de opciones disponibles para los consumidores. La piratería digital ha aumentado durante los últimos años y son la televisión y el streaming el tipo más frecuente de contenido pirateado. Pero el acceso a ofertas legales tiende a disminuir la piratería y esta es la estrategia que están siguiendo las grandes plataformas.

En el mundo digital, cada vez más nos encontramos con productos falsificados, es decir, productos y servicios que se hacen pasar por auténticos y cuya compra se realiza en línea sin que ningún consumidor pueda distinguir su procedencia. Los sitios web de procedencia no están autorizados por el titular, incluso aunque los productos que ofrezcan sean originales provenientes de partidas defectuosas desechadas por el fabricante, o bien se hayan obtenido de manera ilícita.

En el mundo físico, se pueden encontrar todo tipo de productos falsos de imitación no autorizados puestos a la venta bajo un signo distintivo o marca comercial registrada. Según los últimos estudios de 2021 (publicados en 2022) de la OCDE y la EUIPO (Oficina Europea para la protección de la propiedad Intelectual), los productos falsificados y pirateados tienden a enviarse por todos los medios de transporte. En términos de la cantidad de incautaciones los paquetes pequeños, en particular a través de los servicios postales, son los más comunes, lo que plantea un desafío importante.

La pandemia de COVID-19 ha afectado al comercio de productos falsificados. Durante el confinamiento los consumidores recurrieron al mercado electrónico para satisfacer sus necesidades, lo que impulsó un crecimiento significativo en la oferta en línea de una amplia gama de falsificaciones. El fuerte aumento no solo afectó a los medicamentos y los equipos de protección individual, sino a muchos otros bienes como relojes, bienes de consumo y productos de la industria de la ingeniería mecánica, de la eléctrica, y de la metalurgia. La pandemia ha supuesto una oportunidad para el desarrollo de redes de tráfico de mercancías falsificadas que se ha puesto de manifiesto sobre todo en artículos de ropa y accesorios, pero también en productos de tecnología a muy bajo precio, e incluso en la falsificación de etiquetas de vinos y productos alimenticios cuyo origen y calidad no corresponden ni con la marca ni con su etiquetado. Estos productos tampoco presentan garantías una vez son adquiridos por el consumidor.

En el último informe de valoración de la infracción de propiedad intelectual publicado en febrero de 2022 y realizado conjuntamente por EUROPOL y EUIPO, se hace constar la existencia de nuevas redes delictivas que organizan la distribución de mercancía falsificada dentro y fuera de la Unión Europea. Estas incluyen redes de blanqueo de capitales que usan criptomonedas, haciendo referencia a nombres de dominio falsos en sitios web que, aunque pueden ser cancelados fácilmente una vez se conoce su actividad delictiva, también se pueden abrir rápidamente bajo nuevos nombres. Ello supone una lucha sin cesar contra la piratería y la falsificación de propiedad intelectual.

Se ha conseguido disminuir enormemente la compraventa de productos falsificados o pirateados en el mercado físico, lo cual ha supuesto un incremento natural del pirateo y la falsificación en el mundo digital. Sin embargo, dada cuenta del volumen de compras electrónicas existente en la actualidad, este aumento de falsificaciones ha sido menor de lo esperado gracias a que ahora hay más ofertas legales en este ámbito; y la tendencia en 2022 es que disminuya la oferta de productos falsificados y pirateados en el entorno digital, por lo que el balance es positivo en cuanto a la estrategia de defensa de los derechos de propiedad industrial e intelectual a nivel mundial.

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