
Sánchez anunció ayer un plan de choque para amortiguar los efectos de la inflación basado en bonificaciones y créditos ICO, con una duración de tres meses y que tendrá un coste de 16.000 millones.
El plan es absolutamente ineficaz para resolver los problemas actuales de la economía. Para empezar, el Gobierno se centra en ayudas y no en rebajas de impuestos, lo que no servirá para estimular la actividad. Por si fuera poco, su limitación a solo tres meses tampoco bastará para resolver los problemas de la inflación, ya que las consecuencias que la guerra en Ucrania tendrá en los precios durarán años. De hecho, la ayuda a las gasolinas de 20 céntimos ni siquiera palía el problema actual de los ciudadanos con los carburantes, ya que sufren un incremento en los precios de más de 80 céntimos anuales. El plan, por tanto, ni siquiera sirve para que la sociedad soporte el golpe del IPC, a pesar de que seguirá engordando el gasto público. Lo mismo ocurre con la prórroga de los ICO, con la que se corre el riesgo de extender la agonía de empresas con pocas esperanzas de sobrevivir.
Las medidas son ineficaces para resolver el impacto del alto IPC y cargan contra las empresas y los alquileres
Con todo, lo peor es que el Gobierno carga con la mayor parte de la factura a las empresas, a pesar de que la inflación aumenta la recaudación por el IVA de los carburantes en 5.000 millones. Así ocurre con las petroleras que pagarán 350 millones, lo que reducirá sus márgenes. También supone un ataque a la iniciativa privada al limitarse al 2% la revisión de los contratos de alquiler hasta el 30 de junio, lo que reducirá la oferta y provocará alza en los precios. En vez de bajar impuestos y reducir gasto, el Gobierno presenta un plan insuficiente y cortoplacista para resolver el golpe de la inflación. Además, medidas como el veto al despido objetivo suponen un claro ataque al sector privado.