
Si alguien tenía alguna duda de que una de las características principales de los mercados es su carácter maníaco depresivo, el inicio del año se lo ha recordado.
Pongamos por ejemplo el tema estrella: la inflación y los tipos de interés. Porque en los mercados el tema estrella no es Ucrania. Les garantizo que el Bitcoin o el Nasdaq no pierden un 50 % o un 17 % (respectivamente) por lo que pueda pasar en Ucrania. Lo pierden porque temen el fin del dinero fácil y barato de la Reserva Federal de los EEUU.
Y lo fácil y barato que sea el dinero dependerá de cuales sean las cifras de inflación, porque en esto la Fed propone, pero es la inflación quien dispone. Que el BCE se olvide de su mandato constitucional no significa que lo haga la Fed, cuyo objetivo es tanto la estabilidad de precios como el pleno empleo. Y este último no es menos importante que el primero.
El caso es que los mercados han pasado de "pasar" de la Fed - puesto que ya conocían sus intenciones – a pensar que subirá tanto los tipos que ahogará la recuperación económica. Aunque conviene matizar que el nuevo estado depresivo afecta sobre todo al sector tecnológico.
¿Quién tiene razón? ¿Los analistas, que ahora anticipan cinco subidas de tipos en unos meses o Christine Lagarde, a quien parece ser que la inflación no le preocupa en lo más mínimo?
Para mí en esta ocasión en el término medio está la virtud, lo cual no siempre ocurre en economía. Personalmente no "compro" ni la negación interesada de la realidad del BCE ni la hiperventilación de los inversores bursátiles.
La hiperventilación no está teniendo en cuenta el efecto desinflacionista de la variante ómicron. Y se lo dice alguien que ya en abril de 2020 les dijo que de la pandemia se saldría con un nivel de inflación muy superior al que había previamente. Que ocurriría como ocurrió después de las dos guerras mundiales, con la única diferencia de que de las guerras se salió de los refugios y de la pandemia se saldría de los confinamientos y otras medidas restrictivas, pero con las mismas ganas de vivir y consumir.
Pero hay que tener en cuenta también el corto plazo. Lo que ha llevado al nivel de inflación actual a EEUU es consecuencia de una demanda altísima, generada por una recuperación muy fuerte. Pero ahora tendremos un receso, porque ómicron ha generado un absentismo laboral masivo, cuyo impacto se notará en la demanda de bienes y servicios y tendrá efecto en sentido contrario (aunque obviamente no de la misma intensidad).
En cuanto al BCE, poco hay que decir. La afirmación de que volveremos a los niveles de antes de la pandemia puede que funcione a largo plazo como consecuencia de la euro esclerosis, pero hasta la economía más encorsetada por la burocracia y los excesos regulatorios crece con una inyección de dinero como la que se está haciendo, incluida la del propio BCE, que ha inyectado liquidez por un importe equivalente a un 82 % del PIB de la eurozona.
Yo creo que el resultado final será algo más equilibrado y menos maníaco depresivo. Y la clave está en la inflación subyacente, que para eso se inventó: para eliminar los componentes más volátiles y cortoplacistas del índice general.
En EEUU, la media de este dato en los últimos 5 meses se mueve en el entorno del 4%, cierto, pero que los elementos más volátiles le afecten menos no significa que no se mueva. Hace un año estaba en el 1,6% y hace seis meses en el 3%. Si , como yo creo, ómicron tendrá un efecto a la baja en la demanda y en la inflación, no me extrañaría que la inflación subyacente se fuera acercando de nuevo al 3% y que el índice general se vaya estabilizando en el entorno del 4%.
Eso significa que gracias a ómicron nos encontraríamos en un escenario relativamente parecido al que contemplaba la Fed y se mantenga más o menos el calendario previsto de ajuste en la política monetaria. Eso bajaría la hiperventilación.
En la Eurozona, la inflación subyacente está en el 2,6%. Aplicando el mismo razonamiento del "receso ómicron por absentismo laboral" probablemente baje al 2% y que el IPC se mueva ligeramente por encima del 3% una vez se normalicen las cosas.
Tampoco hay que olvidar que los cuellos de botella, que tienen mucho que ver con el nivel actual de inflación, son como los atascos: pueden durar mucho, pero se acaban despejando. Ya lo hemos visto en los semiconductores. En economía, cuando hay una fuerte demanda de algo, siempre aparece la oferta. Primero a un precio elevado, luego surge la competencia y los precios se equilibran.