
La nueva ley del ecosistema de las empresas emergentes, más conocida como "Ley de Startups", recientemente aprobada por el Gobierno atraerá nuevo talento a España y mejorará el acceso a capital para los fundadores y sus empresas. Sin embargo, la norma no llega a abordar los retos reales a los que se enfrentan los emprendedores.
El Ejecutivo está convencido de que, con este impulso, España se convertirá en el lugar más atractivo del sur de Europa para emprender y en el país líder en creación de nuevas empresas disruptivas, el tipo de iniciativas que definirán las industrias del futuro. El problema es que los emprendedores del presente se enfrentan a problemas reales que esta Ley no resuelve. Por eso, cabe esperar que su verdadero impacto sea mucho más limitado en el ecosistema de lo que nuestros políticos quieren transmitir.
Mayores beneficios fiscales, más capital disponible
El aumento de la deducción máxima por invertir en una startup de 60.000€ a 100.000€ y el aumento del tipo del 30% al 50% es, sin duda, el punto más relevante de la ley. Sobre todo porque uno de los mayores desafíos a los que se enfrentan los emprendedores es precisamente levantar capital, y este cambio hace más atractiva la inversión: Las startups tendrán mejor acceso a capital.
¿Stock options o Phantom Shares?
El tratamiento fiscal que se ha impuesto a las stock options que reciben los empleados está aún por debajo de los estándares globales. Es un punto que ya venía siendo problemático en España por el hecho de que los empleados deben tributar por ellas, consolidadas o no.
El nuestro se ha convertido en uno de los pocos países donde las startups no utilizan esta forma de remuneración. Aquí, el ecosistema emprendedor inventó un sistema completamente diferente, las llamadas Phantom Shares. El sistema consiste en entregar un bonus a los empleados si la empresa es adquirida o cotiza en bolsa. Es una cantidad que se abona como una partida más en la nómina.
El texto aprobado por el Gobierno el 10 de diciembre, retrasa la obligación tributaria hasta el momento en que se ejercen las stock options. Es cierto que este era el aspecto más problemático del marco legislativo anterior, pero en realidad el nuevo tratamiento fiscal ofrece pocas ventajas en comparación con los planes Phantom Shares. La única, quizá es la exención, pero está acompañada de importantes desventajas: la mayor, el pago del impuesto incluso si las acciones recibidas no son líquidas. Es decir, el empleado tributa por una cantidad que aún no ha recibido.
Por otra parte, la mayoría de las startups están constituidas como Sociedades Limitadas y, conforme a la legislación por la que se rigen, los propietarios no tienen acciones sino participaciones. Es una dificultad para la creación de un plan de stock options, como también lo son las limitaciones sobre la autocartera y las reglas que rigen la emisión de nuevas acciones.
Teniendo en cuenta todos estos puntos, es muy probable que la mayoría de las startups sigan optando por los planes de Phantom Shares frente a las stock options.
Para que el tratamiento de las stock options hubiera resultado competitivo, tendría que haber reconocido un aspecto fundamental: Cuando un empleado las recibe, está asumiendo un riesgo. En cierto modo, invierte su tiempo en un valor que puede generar rendimientos o no. Por eso, deberían tratarse como rendimiento de capital, no como parte del salario.
Visados para nómadas digitales: irrelevante para las startups
El nuevo visado que se ofrece a los nómadas digitales es muy posible que atraiga talento a España, ya que permite que una persona con ingresos de cualquier parte del mundo se mude aquí y pague menos impuestos que otros países. Los famosos YouTubers que se mudaron a Andorra, tal vez vuelvan a casa. Tal vez opten también por venir otros trabajadores que quieran disfrutar de la calidad de vida y costes más bajos que otras zonas de Europa, por ejemplo. Es una medida que puede beneficiar a la economía española, en general.
Sin embargo, la mayoría de los emprendedores, los que están empezando, no tienen precisamente salarios altos. Muchos, incluso no cobran nada para mantener el capital en el proyecto o financiar su crecimiento. A todos ellos, esta rebaja de la tasa impositiva durante los primeros años de vida de la startup no les resulta de gran ayuda.
Rebajar el Impuesto de Sociedades no es un impulso a las startups
En los primeros años de la startup no se gana dinero. Se pierde, incluso mucho, hasta que consiguen hacer crecer y consolidar su proyecto. Los emprendedores no duermen por la noche preocupados por cómo pagarán las nóminas del próximo mes, así que no se preocupan por cuánto de su dinero inexistente se llevará el gobierno. Es verdad que puede haber algún caso en el que se generan grandes ingresos en los primeros años, pero sin duda es la excepción, no la regla. Solo unos pocos ganarán lo suficiente como para compensar las pérdidas acumuladas.
Reducir los impuestos para las empresas pequeñas y jóvenes es, por definición positivo, sí. Pero este cambio beneficiará más a las pymes tradicionales que a las startups.
En resumen, no podemos decir que ninguna de las iniciativas de la nueva Ley de Startups sea mala. La mayoría, supone una mejora de la situación actual y, concretamente, el tratamiento fiscal de las inversiones mejorará el acceso al capital de los emprendedores. Pero si lo que quiere el Ejecutivo es que España se convierta en el "hub" de startups del sur de Europa, necesitamos una ley que se enfoque en los problemas reales de los emprendedores, y que proporcione medidas importantes para estas personas talentosas que están cambiando el mundo. La ley que se acaba de presentar no cumple.