Opinión

Reforma energética ya fracasada

Teresa Ribera, vicepresidenta del Gobierno

La propuesta del Gobierno para reformar el mercado mayorista eléctrico a escala europea apenas tiene ya recorrido alguno. Las bajas expectativas de esta iniciativa se pusieron ya de manifiesto el mes pasado, cuando se hizo patente la oposición de diez países de la UE, con Alemania al frente, contrarios a lo que consideraban una injerencia en el funcionamiento de sus respectivos mercados.

Pese a ese rechazo inicial, la Agencia de Reguladores europea (el equivalente aproximado, a escala comunitaria, de la CNMC española) se comprometió a estudiar la propuesta española y de otros cuatro países para elaborar un informe. Y este último documento supone un importante revés a un medida cuestionable desde su mismo planteamiento, ya que contempla la posibilidad de poner topes al precio del gas natural cuando se planteen "situaciones excepcionales" de fuerte encarecimiento de la electricidad. Las objeciones de la Agencia de Reguladores no se limitan a los problemas que esos límites suponen desde el punto de vista de la competencia. Más preocupante resulta su advertencia sobre la capacidad de dicha medida de provocar desabastecimientos e incapacidad de atender la demanda energética.

La Comisión no aceptará unos cambios en el mercado mayorista europeo que pueden crear desabastecimiento

No en vano, si los precios del gas se topan, es posible que muchos de los proveedores actuales no cubran gastos y decidan abandonar el mercado, sin que haya sustitutos dispuestos a relevarlos. Resulta imposible que la Comisión desoiga unos avisos de tanto calado y dé su respaldo a la propuesta española. Esta última queda ya truncada, lo que vuelve a dejar al Gobierno en la casilla de salida, sin respuesta efectiva al problema del impacto directo de la volatilidad del mercado mayorista en la tarifa de los consumidores.

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