El mercado de la deuda que presenta las mayores probabilidades de impago (denominada high yield) muestra una sorprendente anomalía. Sus cupones siempre son muy altos, por el riesgo que estos bonos conllevan.
Sin embargo, incluso sus intereses tienen dificultades para batir al IPC tanto en EEUU como en Europa. Como resultado, la rentabilidad real del high yield (una vez restado el aumento de los precios) se queda, como promedio, en un ínfimo 0,84%. Un fenómeno así no se había visto en las últimas dos décadas y es, por ello, un indicador muy fiable de la inaudita rapidez con la que crece la inflación en ambas orillas del Atlántico, capaz de obligar a la Fed y al BCE a tener que acelerar su regreso a la ortodoxia en política monetaria.