Opinión

Prudencia aún necesaria en banca

El sector financiero redujo poco sus reservas en la crisis

Cuando empieza a vislumbrarse el final de la crisis del Covid, la banca española puede presumir de que la ha atravesado con un impacto en sus reservas de capital notablemente bajo.

Este capítulo de su balance se ha reducido tan sólo un 11%, menos de 20.000 millones en términos absolutos, con respecto a febrero de 2020. Es a todas luces un efecto de pequeñas dimensiones, considerando que las entidades se situaron, desde el inicio, en la primera línea de la lucha contra la pandemia, y multiplicaron su exposición a los sectores directamente afectados por la parálisis de la actividad. Ahora la situación es muy diferente gracias al avance de la vacunación y el final de las restricciones a la movilidad. Resulta, por tanto, previsible que las entidades se dejen llevar por una inercia que conduzca a normalizar sus colchones de capital, máxime cuando está a punto de vencer el veto que el BCE impuso, hace año y medio, al reparto de dividendos para todo el sector financiero europeo. Conviene, no obstante, poner ciertos límites a esa tendencia. Debe recordarse que, en el pasado julio, los test de estrés dieron un claro aprobado a todos los bancos españoles, pero también pusieron de manifiesto que eran, en conjunto, los menos capitalizados del Viejo Continente. Por otro lado, no debe olvidarse que fenómenos como el alza de la morosidad tienen una marcada tendencia a mostrarse de forma imprevista y evolucionar al alza con gran velocidad.

El sector redujo muy poco sus reservas en la crisis, pero conviene que no las descuida ante la aún incierta recuperación

Hasta ahora los impagos se han mantenido a raya, pero la recuperación afronta nuevas dificultades, en especial el avance desbocado de la inflación. Son, por tanto, aún pertinentes las recomendaciones de los supervisores sobre la necesidad de que los bancos preserven sus colchones de capital.

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