
La reforma de los contratos de formación que prepara Trabajo impondrá la obligación de que los estudiantes en prácticas coticen; por tanto, las empresas tendrán que correr con esos pagos a la Seguridad Social.
Se impondrá así otra carga a los contratos formativos, añadida a la obligación de que sean remunerados según convenio y, en la mayoría de los casos, por encima del Salario Mínimo. Este endurecimiento de condiciones amenaza con hacer inviables las becas derivadas de los convenios entre universidades y empresas, que tanta importancia tienen para que los menores de 25 adquieran experiencia.
En un país con una tasa de paro juvenil del 37%, resulta injustificable que Trabajo imponga aún más barreras a la inserción laboral.