La vicepresidenta Díaz redobla su ofensiva para subir el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) también en 2021, como ya ocurrió el año pasado y el anterior. Díaz se escuda en el daño que sufren los empleos peor remunerados en momentos de alta inflación como el actual.
Su argumento, sin embargo, se vuelve en su contra si se considera que los efectos de segunda ronda de ese nuevo avance del SMI retroalimentarán los precios, lo que minará más intensamente el poder adquisitivo de esos trabajadores. Es más, muchos de ellos perderán su trabajo y se verán abocados a la economía sumergida, como se demostró tras la subida del Salario Mínimo de 2019. Una nueva alza del SMI está muy lejos de constituir una ayuda para los sueldos más bajos.
