
El mercado del alquiler residencial en España ofrece cada vez más muestras de un cambio de ciclo. De ello pueden dar fe los propietarios que han visto cómo el plazo para arrendar sus inmuebles se duplica (hasta los 40 días de media) respecto al nivel previo a la crisis.
La oferta supera ampliamente a la demanda por fenómenos como el trasvase al alquiler residencial de pisos antes destinados a turistas. En consecuencia los precios bajan incluso en las zonas que se suele calificar como "tensionadas". Sorprende que se precisamente allí donde la futura Ley de Vivienda busca congelar los alquileres durante tres años. Es una pretensión intervencionista que carece de todo sentido, ante la capacidad de autorregularse que este mercado demuestra.