
Los océanos cubren el 71% de nuestro planeta. Mientras que la actividad humana está esencialmente en tierra, los 360 millones de km2 de agua juegan un papel vital en la vida humana y en nuestras actividades comerciales. Alimentos, energía, recursos minerales, transporte marítimo… la lista es interminable. En medio de la crisis climática incipiente, la conservación de nuestros océanos será un reto importante para los años venideros.
Las recientes misiones espaciales han proporcionado un recordatorio oportuno: el agua es la fuente de la vida. Al mismo tiempo, la mitad del oxígeno que respiramos proviene directamente de los océanos del mundo, que contienen el 97% del agua de la Tierra. Y al almacenar un importante porcentaje del carbono de nuestro planeta, también son el mayor aliado del hombre en la lucha contra el cambio climático.
Hoy los océanos se enfrentan a una serie de amenazas, siendo las más graves el aumento de su acidez, como resultado directo del aumento de las temperaturas del mar. El menor pH del agua de mar tiene un impacto dramático en los ecosistemas, ya que limita la capacidad del plancton para reproducirse. Mientras tanto, la contaminación plástica (botellas, envases, pajitas, bolsas…) es otra amenaza, con 13 millones de toneladas que terminan en los océanos cada año, siendo el 90% microplásticos invisibles a simple vista. La sobrepesca es también una amenaza importante, con un tercio de las poblaciones sobreexplotadas y el 20% de la captura mundial en pesca ilegal, no declarada o no regulada.
Un gran desafío económico
Estas amenazas también tienen repercusiones económicas importantes: una gran porción de la actividad económica mundial depende de los océanos directa o indirectamente. Transporte, pesca, recursos energéticos, turismo, telecomunicaciones, por nombrar algunos. Un informe de la OCDE (The Ocean Economy in 2030?5), estima que las actividades marítimas aportan 1.500 millones de dólares a la economía mundial, con un alto potencial de crecimiento en áreas como energías renovables, construcción naval y biotecnología.
Otra cifra reveladora es que el 90% del comercio de mercancías se realiza en el mar. "Con 12.000 millones de toneladas transportadas por unos 50.000 buques de carga, el tráfico marítimo casi se ha duplicado en 20 años", según Paul Tourret, director del Institut Supérieur d'Économie Maritime (Isemar). Esta situación ha sido creada por un crecimiento en la economía mundial "con el desarrollo de países como Turquía, Vietnam o Marruecos aumentando el tráfico, en particular el transporte de mercancías de vuelta tras reubicar las empresas sus plantas de producción en el extranjero."
Cifrar los riesgos de la contaminación marina para la economía global es un ejercicio difícil –debido a la falta de datos. Pero como destacó el Boletín de Contaminación Marina en mayo de 20197, los desechos plásticos en los mares ya están costando miles de millones de dólares en negocios perdidos. El informe estima que los servicios prestados por los ecosistemas marinos en 2011 generaron beneficios para la sociedad por valor de 50.000 millones de dólares al año. Un informe de la secretaría del Convenio sobre la Diversidad Biológica de las Naciones Unidas citaba que el coste de capital natural de los desechos marinos mundiales era de al menos 13.000 millones de dólares.
Dada la emergencia, se están introduciendo contramedidas. El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 14 de las Naciones Unidas es "conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible." La Unión Europea ha comenzado a tomar medidas para limitar la contaminación de los océanos, especialmente con plástico. A partir de 2021, están prohibidos los platos y cubiertos de plástico de un solo uso. Mientras, los Estados miembros tienen el objetivo de recoger el 90 % de las botellas de plástico para 2029, produciéndolas con al menos un 25 % de material reciclado para 2025, y un 30 % para 2030.
Expertos como François Galgani, investigador de Ifremer, organización especializada en el análisis de los efectos de la contaminación sobre los organismos marinos se pregunta "¿Se podrían restaurar los océanos para 2050? En su opinión, sí, pero se necesitaría un gran esfuerzo. Habría que invertir mucho para que las cosas volvieran a la normalidad. La neutralidad de carbono (o huella de carbono 0) es posible. Una de las claves es considerar la percepción pública. El investigador toma el ejemplo de los derrames o mareas negras de petróleo. "La gente es muy consciente al ser eventos muy visuales. Pero estos accidentes representan menos del 5% de los hidrocarburos en el mar, y en unos cinco años la situación vuelve a la normalidad."