
La protección de los océanos se ha incluido por primera vez en la Cumbre Mundial del Clima que se celebra estos días en Madrid como uno de los ejes prioritarios para los próximos años. Tanto que la COP25 se ha bautizado como la COP Azul. El agua, su gestión y las respuestas de la naturaleza en los ecosistemas acuáticos, en un contexto de calentamiento global, es una de las principales preocupaciones de los países y organismos internacionales ante la amenaza que se cierne sobre un recurso vital para la humanidad, la fauna y la flora.
Los compromisos tomados hasta el momento se han demostrado insuficientes. Los océanos se están calentando, el hielo del planeta se está derritiendo y estos cambios tienen implicaciones para casi todos los seres vivos del planeta. La pérdida de hielo antártico entre 2007 y 2016 se triplicó en comparación con los 10 años anteriores, según recoge el Informe sobre los Océanos y la Criósfera del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) de la ONU. La altura promedio de los océanos podría subir hasta 1,1 metros para 2100, según el peor escenario de calentamiento. Las estimaciones de la organización es que con un aumento de entre 1,5ºC y 2ºC los niveles de CO2 deben reducirse en un 45% para 2050. Los efectos más dramáticos ocurrirían en las zonas costeras de menor altitud, donde viven alrededor de 700 millones de personas.
La ONU considera que "para ser fiel al Acuerdo Climático de París y para mantener el calentamiento a 1,5°C, instamos a que todos los Estados incluyan soluciones climáticas basadas en el océano en sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional el próximo año".
La presidenta de COP25, la ministra de Medio Ambiente de Chile Carolina Schmidt, anunció en la inauguración de la cumbre el lanzamiento de una plataforma de soluciones climáticas para el océano basada en la ciencia. La iniciativa Soluciones para el Océano pretende promover la inclusión de los océanos en las políticas nacionales de los países, así como la protección de los océanos de los peligrosos efectos del cambio climático.
En esta línea, Greenpeace ha alertado del colapso de los océanos y ha reclamado, en el marco de la COP25, una respuesta global urgente a lo largo del próximo año. La organización ecologista ha elaborado un informe bajo el título La crisis climática y la necesidad urgente de protección de los océanos en el que revela que el colapso del mar debido al uso de combustibles fósiles se está produciendo a una velocidad vertiginosa y a gran escala, ya que altera la estructura y las funciones de los ecosistemas y provoca el calentamiento del agua, el aumento del nivel del mar y la acidificación y desoxigenación del océano. Así, "la vida de entre 100 millones y 300 millones de personas podría verse amenazada si la crisis de los océanos continúa a este ritmo", advierte.
Casi tres cuartas partes de las comunidades más vulnerables se hallan en ocho países asiáticos
Según el informe, los impactos derivados, que aún se están investigando, serán en cualquier caso generalizados y de profundo calado. A lo largo del próximo siglo, el aumento del nivel del mar desfigurará las costas de numerosos países, lo que puede llegar a triplicar la estimación de la cantidad de personas amenazadas.
Casi tres cuartas partes de las comunidades más vulnerables se hallan en ocho países asiáticos, siendo China el más afectado. Greenpeace apunta, además del cambio climático, a otras prácticas de la actividad humana como el tratamiento inadecuado de aguas residuales o la elevada actividad turística.
Impactos en los ecosistemas marinos
Las extensiones de praderas marinas han ido menguando a un ritmo de más de un 10% por década entre 1970 y 2000, mientras que la presencia de corales vivos en los arrecifes se ha reducido casi a la mitad en los últimos 150 años. La sobrepesca y las prácticas pesqueras ilegales son otra de las principales causas de la destrucción dela vida marina: en 2015, el 33% de las poblaciones de peces ya estaba siendo sobreexplotado hasta niveles insostenibles.