Opinión

Urbanismo: momento de mirar al futuro

Es preciso un nuevo urbanismo que se adapte a las necesidades reales de la sociedad

La primera vez que vine a España en 2012, me sorprendió que la mayoría de mis amigos locales siguieran viviendo con sus padres. Un buen día le pregunté a mi amigo Pedro: "¿Cómo es que vives con tus padres con 31 años?". Y él, con media sonrisa, me respondió: "No es tan raro, Jesús se fue de casa a los 33". "Pero… ¿Jesús era español?", insistí. Pedro me miró extrañado: "Claro que no, idiota".

En aquel momento, pensé que todo aquello se debía a la crisis y sus efectos en la tasa de paro juvenil. No obstante, con el tiempo, me di cuenta de que mis amigos tenían trabajo y, aun así, seguían viviendo con sus padres. Los años fueron pasando y aquella anomalía seguía latente en mi cabeza. Por más que lo pensaba, no conseguía encontrar una respuesta que me convenciera. ¿Era el precio de la vivienda? ¿Era la falta de oferta? ¿O quizás la gente estaba muy cómoda viviendo en el "hotel" de sus padres?

Como promotor, paso mucho tiempo trabajando con arquitectos y ayuntamientos. Sabemos que el mundo ha cambiado y nuestro objetivo es desarrollar un producto que encaje con las necesidades demográficas actuales. No podemos olvidar que las familias españolas actualmente tienen 2 hijos menos de media que la generación de sus padres. De hecho, hoy en día, el 60% de los hogares están ocupados por 3 personas o menos, para los que un piso de entre 70 y 80 m2, siempre que cuente con una buena distribución, buenas calidades y un equipamiento comunitario completo, puede cubrir perfectamente sus necesidades y aspiraciones.

Sin embargo, cuando revisamos los planes urbanísticos de las capitales españolas, nos encontramos con una superficie media de pisos de entre 110 y 140 m2. En muchos casos, la densidad de viviendas marcada por el planeamiento obliga al promotor a hacer viviendas grandes. Dicho de otro modo, si en 10.000 metros cuadrados, puedo hacer 130 viviendas, muchas de ellas podrán ser de un tamaño contenido. Por el contrario, si en los mismos metros, solo puedo hacer 70 viviendas, éstas serán de tamaño medio grande y, lógicamente, igual de grande será su precio unitario, lo que expulsará del mercado a una parte importante de la población, fundamentalmente a los jóvenes.

Sin capacidad de ahorro y sin políticas para financiar la compra de viviendas, la juventud se enfrenta a ciudades con un urbanismo obsoleto. Mientras la sociedad cambia día a día, nuestros planes urbanísticos permanecen anclados en el siglo XX. Basta decir que, a pesar de sus revisiones, los Planes Generales de Ordenación Urbana de Madrid, Barcelona y Valencia datan de 1996, 1976 y 1988 respectivamente. No basta con parchearlos; se impone una revisión del concepto urbano para responder a las necesidades de sus ciudadanos. Es el momento de construir el futuro, no de reformar el pasado.

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