
Como los bancos centrales tienden a establecer políticas de medio y largo plazo, llega un momento en el que los inversores dejan de fijarse en lo que dicen. Se da por hecho que van a decir lo mismo que en reuniones anteriores. Es entonces cuando se baja la guardia, se deja de prestar atención y se escapan cosas importantes. Y lo que dicen los bancos centrales siempre es importante, especialmente cuando planean un cambio de estrategia, como ocurre actualmente.
No es sostenible - ni justificable - que la Reserva Federal de los EEUU siga fabricando billetes cuando la economía norteamericana nada en liquidez y en planes de estímulo económico y Norteamérica se acerca cada vez más a la inmunidad de grupo gracias a la vacunación masiva. El "tapering" o reducción de las compras de bonos está a la vuelta de la esquina. O, mejor dicho: a la vuelta del verano.
En las jornadas que dimos a finales del año pasado y primeros de este insistimos en estar atentos a los globos sonda que irían lanzando los bancos centrales. Un cambio de política en los bancos centrales siempre afecta a los mercados. Advertimos que afectaría muy negativamente a los bonos, especialmente a los de largo plazo, pero que en cambio su efecto sobre las bolsas no tenía porque ser negativo. Contrariamente a lo que dice la mayoría de los analistas, el "tapering" no tiene porqué provocar un cambio de tendencia bursátil si se hace de la forma y en el momento adecuados. Y viceversa, claro.
El primero de los factores que afectan al resultado del tapering ya ha entrado en juego. Se trata de la comunicación. El objetivo es que los inversores se vayan haciendo poco a poco a la idea, para que cuando se anuncie oficialmente no pille a nadie desprevenido. Igual que cuando lo que se pretende es defender la divisa o la deuda hay que disparar todos los cañones a la vez para que el impacto sea máximo, cuando se trata de drenar liquidez lo que funciona es la lluvia fina.
El primer "chubasco" vino de la mano de uno de los más prestigiosos miembros de la Fed, que simplemente mencionó la posibilidad. Acto seguido y en la típica actuación de policía bueno y policía malo, el presidente dijo que sí, pero que bueno, que era muy pronto para hablar de eso. Ahí llegó el primer mensaje y su posterior dilución, para que no hiciera mucho daño.
Posteriormente otro miembro de la Fed anunció que cuando tres cuartas partes de la población estuviera vacunada considerarían que la economía ya puede andar sola. A nosotros, pobres europeos que, como se dice en el mus, nos vacunan al "trantran", lo de los tres cuartos nos parece muy lejano, pero en Estados Unidos no están tan lejos. Y ya recientemente, otro miembro de la Reserva Federal dijo claramente que a finales de año es muy probable que se produzca el anuncio del "tapering". En mi opinión, por cierto, probablemente sea antes.
Cómo quien no quiere la cosa, el cambio de estrategia ya está en gran medida descontado por el mercado, sin necesidad de que se descontrolen los tipos de interés. Obviamente han subido. Han pasado del 0,50% al 1,65 % (bono a diez años) en unos meses, pero el inevitable impacto negativo en el precio de los bonos se ha producido de forma ordenada y sin disparar la volatilidad. La Fed está superando con nota la prueba de la comunicación.
Y mejor todavía: su impacto sobre las bolsas ha sido cero, pues, tras algunas dudas y tal y como adelantamos aquí en su día que ocurriría, han seguido con su camino alcista.
También dijimos que era importante el entorno en el que se iba a producir ese anuncio. Cuando se dice que se va a "desentubar" al paciente, pero se hace en un contexto de tratamiento con esteroides , vida sana y vitaminas la preocupación porque se le quite la asistencia es mucho menor.
Porque este proceso de reducción de compras de bonos se iniciará en medio de una lluvia de dinero en forma de planes de estímulo económico y cheques que llegan a casa de parte del gobierno. Vamos, que este "tapering" se iniciará coincidiendo con el mayor volumen de oferta monetaria – liquidez en el sistema - de la historia de los EEUU No parece que, en ese contexto, resulte muy preocupante que se detenga la inyección de liquidez.
¿Y en Europa? Europa últimamente es muy predecible. Llegamos siempre tarde y con estrecheces a todo, gracias al traje de cemento armado de burocracia y excesos regulatorios que han creado nuestros políticos. El BCE tendrá "su" proceso de reducción de compra de bonos, solo que lo hará más tarde y en un contexto menos brillante económicamente que el de EE.UU. Pero del "tapering" europeo hablaremos otro día.