La actual crisis plantea una oportunidad sin precedente para impulsar la transición ecológica, un fenómeno en el que España presenta las condiciones idóneas a la hora de ejercer un rol crucial.
La protagonista del más reciente Ágora de elEconomista, la vicepresidenta cuarta Teresa Ribera, expuso un repertorio de acciones bien orientadas para aprovechar tan importante coyuntura. Es el caso de la Ley de Cambio Climático (que ya está en tramitación) o, más corto plazo, los tres decretos que impulsarán la movilidad eléctrica. Sin embargo, aparece el temor de que estos avances se acompañen, especialmente en el ámbito de la energía renovable, por el surgimiento de especuladores. El boom inversor que España muestra (ya desde antes de la crisis del Covid) es innegable y así lo reconoce la también ministra de Transición Ecológica. Sin embargo, Ribera niega rotundamente la existencia de burbujas y lo atribuye a la "confianza" que nuestro país despierta. Sin duda, sus argumentos se ven respaldados por el hecho de que otras economías de la OCDE, tan estables como la sueca, experimentan un auge comparable en recepción de capitales. Pero lo que otorga mayor credibilidad a la vicepresidenta es su expreso propósito de velar por el desarrollo de las inversiones "serias, con vocación industrial y de permanencia". Ya en 2020 dio importantes pasos en ese sentido al abrir la puerta a los promotores de plantas de renovables para que se retiraran, sin perder los fondos que entregaron como avales, lo que ya ha permitido limitar la sobrecapacidad que este sector presentaba.
La vicepresidenta Ribera cuenta con argumentos sólidos para defender la inexistencia de burbujas en este ámbito
Conviene que las políticas de este tipo sigan en marcha para que la energía limpia muestre un desarrollo ordenado y eficiente en nuestro país.