
En un año de recesión como fue 2020, los costes laborales por hora aún crecieron por encima del 3% para las empresas españolas.
Sin duda, influyen factores extraordinarios, ligados a la crisis, como el recurso a los Ertes, que han reducido el número de horas efectivamente trabajadas y han elevado en proporción los costes para las firmas. Sin embargo, también se observa un avance en los desembolsos estrictamente salariales, en un año en el que la inflación fue negativa. Se trata de una peligrosa tendencia que amenaza con agudizarse en 2021, ahora que el IPC vuelve a repuntar, pese a que la crisis no está superada. Se plantea así un lastre de gran peso ya no sólo para la competitividad de un gran número de negocios, sino incluso para su misma supervivencia.