
Entre los muchos datos y análisis sociales que ha traído consigo el virus nadie (o casi nadie) ha hecho referencia a un asunto capital: la densidad demográfica de los diferentes países. Hace unos días, mi amigo y compañero Carlos Atienza me envió una reflexión en la cual entraba de lleno en ese asunto. La resumo a continuación.
Si la separación social es una necesidad para combatir el Covid, una mayor densidad poblacional no hace otra cosa que facilitar los contagios. Así, y para mencionar sólo a los países de nuestro entorno, Alemania con 83.082.000 habitantes tiene una densidad de población de 224 habitantes por kilómetro cuadrado, Gran Bretaña con 66.563.000 habitantes tiene 262 hab/km2, Francia con 65.236.000 tiene 114, Italia con 60.466.000, una densidad de 197 hab/km2, y España con 46.791.000 habitantes, sólo 93 por kilómetro cuadrado. Polonia, el último gran país en extensión, tiene una densidad de 123 hab/km2 con una población de 38.447.000 habitantes.
Pero los principales países, tanto en superficie como en población, como Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, Portugal o Polonia, agrupan a sus habitantes en una franja comprendida entre el 45 y el 60% de la superficie. Sólo algunos países se salen de esos límites: son los del Benelux, que han urbanizado hasta el 80 % de su territorio, pero sobre todo España, que tiene a sus habitantes hacinados en el 12,5% del país.
Quizá por eso el bicho se ha reproducido aquí en los meses de marzo y abril con mayor facilidad, pues España tiene una gran extensión despoblada, pero la densidad de su población urbana alcanza los 737 habitantes por km2, el doble que Alemania (376) o que Gran Bretaña (380), más de vez y media que Italia (453) o que Bélgica (434), el triple que Portugal y casi cuatro veces más que Francia o Polonia (195).
Es más necesaria que nunca una estrategia de reindustrialización y una política de sostenibilidad
Hace un par de años, Alisdair Rae, de la Universidad de Sheffield, utilizó datos de Eurostat para hacer un descubrimiento demoledor. Cuando se disminuyó el área analizada utilizando una cuadrícula de un kilómetro cuadrado, se topó con el dato de una densidad de 53.119 habitantes en el kilómetro más poblado de Europa, que resulta ser en Hospitalet de Llobregat. El siguiente punto más habitado se encuentra en París, en sus barrios más populares, donde se agrupan 52.218 personas.
Siguiendo con los datos de Eurostat, vemos que el 65 % de los españoles vive en pisos, mientras que sólo es el caso de poco más del 50 % de los italianos, del 30 % de los franceses o el 14,4 % de los ingleses. Los españoles vivimos apilados y así, no es de extrañar que encabecemos también la estadística mundial de ascensores por habitante. Todo ello no es sino el resultado de un desarrollo urbano insensato.
Las decisiones que se tomaron casi sin darnos cuenta (apuesta por la construcción, crisis industrial, inclinación hacia el turismo, etc.) han traído consecuencias de inestabilidad y dependencias indeseables que la pandemia ha puesto en evidencia. Por eso es más necesaria que nunca una estrategia de reindustrialización y una política de sostenibilidad que, en primer lugar, pasa por una población ocupada con más alto nivel profesional, para lo cual el turismo, por ejemplo, no sirve.