El rally bursátil que el Ibex experimenta desde finales de octubre, y el recorte en las retribuciones previstas por las cotizadas, hunden el retorno de su dividendo hasta el 3,1%, su nivel más bajo desde 2006.
Pese a ello, el hecho de que el bono español a diez años alcanzara ayer un nuevo mínimo anual (llegó a situarse en terreno negativo) evidencia el mayor atractivo que los pagos de la bolsa española mantienen sobre la renta fija. Máxime si se tiene en cuenta que aún es posible confeccionar una cartera con diez pagos del Ibex que alcanzarán una rentabilidad de entre el 6 y el 8% en 2022. Un dividendo tan alto, aún accesible, se antoja una opción perfecta para todos aquellos que creían haberse perdido ya lo mejor de los últimos rebotes de las bolsas.
