
La farmacéutica Pfizer inyectó un intenso optimismo la semana pasada en las expectativas sobre la evolución de la pandemia. Si hay un sector que puede dar fe de la mejora de los pronósticos, ése es el constituido por los bancos europeos, en especial, los españoles ya que tuvieron un papel clave en la histórica subida semanal que acumuló el Ibex.
Dichas entidades pasaron de estar señaladas, como parte del grupo de principales víctimas de la crisis, a figurar en el conjunto de los grandes beneficiados por una recuperación que ahora se antoja más rápida de lo que se esperaba tras el verano. No en vano las perdidas acumuladas de más de 7.700 millones hasta el tercer trimestre de 2020 por el sector están en condiciones de transformarse en unas ganancias de 10.000 millones. Ése sería el resultado de una menor envergadura de las oleadas de impagos de familias y empresas que se consideraban inevitables y que obligaron a provisionar 8.000 millones. A esas ganancias también contribuirán los nuevos esfuerzos ya acometidos por los bancos para continuar reduciendo sus redes y generando ahorros. Todo ello tendría como colofón una mejora en el gran talón de Aquiles de la banca europea, aun cuando no se esperen aún cambios en la política de tipos de interés del BCE. Así, la rentabilidad de las entidades españolas quedaría en condiciones de subir hasta el 7,4% en dos años (desde el 4,4%) actual.
La futura vacuna devolvería los beneficios al sector, aunque aún hay que vigilar la evolución de la crisis en el caso español
Con todo, conviene hablar más de una luz al final del túnel que de la certeza de una mejora. Tal y como alerta el FMI, si la segunda oleada del Covid se descontrola, la recuperación en España se retrasará a 2025. En ese caso, pese a la vacuna, los bancos españoles sufrirán un "impacto amplificado".