
El Ibex cerró ayer el segundo mejor balance semanal de su historia, con un avance del 13,3%. El selectivo ofrece uno de los ejemplos más notorios del punto de inflexión que el anuncio de la vacuna de Pfizer supone en las expectativas sobre la pandemia.
Pero ese entusiasmo no se transmite a las expectativas sobre la economía española y hay razones de peso para ello. En el caso del turismo, los primeros espadas del sector, consultados por elEconomista, retrasan la recuperación del nivel pre-Covid de su actividad hasta el periodo 2023-2024. Es un pronóstico sensato considerando que la normalización del tráfico de viajeros requerirá de una aplicación masiva a escala global de la vacuna, que tardará en materializarse. Igualmente difícil será lograr el pleno control de los rebrotes del virus en cada uno de los países afectados. Esa tarea constituye un desafío de especial magnitud para nuestro país, de acuerdo con el diagnóstico de la Misión para España del FMI. Los efectos de la segunda oleada del Covid (si no se logra aún controlarla) en el tejido empresarial implican que casi un 40% de las empresas no financieras sufrirán problemas de solvencia. En cuanto al ámbito bancario, pese a las mejores expectativas que ofrece en la eurozona desde esta semana, el impacto de los impagos está en condiciones de verse "especialmente amplificado" en el caso del sector financiero español.
La vacuna no cambia los importantes riesgos a los organismos como el FMI aún señalan para la economía española
Idéntica gravedad reviste el empeoramiento de desequilibrios, como el alto nivel de deuda pública, que puede llegar a elevarse un 40% del PIB en el medio plazo. Sobre esta base, pese al optimismo creado por la vacuna de Pfizer, España se muestra abocada a una recuperación especialmente incierta y difícil