
El nuevo avance del Ibex, hasta recuperar los máximos que registró en la desescalada previa al verano, evidencia que el optimismo sigue impulsando a los mercados. Es una reacción lógica ante el anuncio de Pfizer de esta semana sobre el avanzado desarrollo de su vacuna anti-Covid de alta efectividad.
Un fármaco así, con un nivel de éxito del 90%, constituye la más segura garantía de que, en el próximo futuro, dejarán de ser necesarios los confinamientos, tan dañinos para la economía. Sin embargo, conviene recordar que este escenario en nada afecta a las restricciones ya reimplantadas en países como España. Siguen plenamente vigentes las revisiones a la baja que las instituciones internacionales (la última, la Comisión Europea) aplicaron al PIB español en 2020. El daño que sufrirá la actividad en este trimestre, que puede ahondar la recesión más allá del 12%, es ahora inevitable. Respecto a 2021, no debe extrañar que los expertos consultados por elEconomista retrasen la recuperación real hasta el otoño. Es imposible una aplicación rápida de la vacuna, especialmente en el caso de un fármaco como éste que requiere unas condiciones muy exigentes de conservación. Sería ingenuo, por tanto, confiar en una reapertura sencilla de las comunicaciones entre países, lo que seguirá lastrando a un motor tan importante del PIB español como es el turismo. A ello debe sumarse el daño ya en marcha en el tejido empresarial español, con miles de firmas carentes de capacidad para sobrevivir hasta que empiecen las campañas de vacunación.
Pese a la futura vacuna, resultaría ingenuo confiar en que sectores como el turismo se reactiven de modo inminente
Sin duda, el anuncio de Pfizer supone un punto de inflexión en las previsiones sobre el control de la pandemia, pero eso no evitará que la recuperación se desarrolle aún con lentitud.