
Las cuentas de la gran banca española hasta septiembre muestran un claro denominador común: el incremento de las provisiones. Esta partida suma ya casi 20.000 millones, un 70% más que 2019. Debe valorarse la prudencia que las entidades muestran, pese a que el nivel de morosidad está en niveles ínfimos.
No hay razones para confiarse ante el auge de los impagos que se espera en el último cuatrimestre, cuando expirarán muchas de las moratorias de créditos al consumo. Con todo, no será ése el mayor problema. El agravamiento de la recesión amenaza con una avalancha de cierres de empresas en el inicio de 2021. Es muy posible, por tanto, que las entidades aún necesiten más refuerzos frente a los impagos, lo que seguirá pesando en sus cuentas de resultados.