
Que la gestión del Gobierno en materia económica de los últimos meses ha sido desacertada es un hecho que ahora constatamos todos al ver el impreciso Plan Presupuestario de Sánchez, más propio de una película de ciencia ficción que de un Gobierno serio que se precie y que alcance a entender los problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad y, más concretamente, la tan asfixiada clase media.
Estamos, a mi modo de ver, ante un Gobierno al que se le antoja demasiado complicado adoptar medidas que salven nuestra economía y, lejos de eso, opta por enviar a Bruselas un Plan Presupuestario para 2121 con cinco puntos negros que entorpecen ese claro objetivo.
Las alzas de tasas descapitalizará a las familias y provocará la caída del consumo privado
El primero de ellos son las previsiones irreales que maneja el Gobierno y que le otorgaban a nuestra economía un decrecimiento para 2020 del 11,3%. Suerte para nosotros que el Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió recientemente a nuestros gobernantes que no, que el decrecimiento estimado para el próximo año será mucho mayor: cercano al 12,8%. Lo mismo ocurre con las previsiones para 2021; el Gobierno cifra un rebote de la economía del 9% mientras que el FMI señala que será más próximo al 7,2%.
El segundo punto, no menos importante, es el elevado incremento del gasto público que se prevé para los próximos meses y que no concreta partida alguna destinada a inversiones productivas o, lo que es lo mismo, a aquellas que regeneran el ámbito empresarial que tan dañado se ha visto durante la crisis del COVID-19.
El tercer aspecto preocupante es la ausencia de medidas destinadas a rebajar la duplicidad de administraciones públicas. Ni mu sobre rebajar la friolera de 20.000 organismos públicos.
Por no hablar del tema impositivo, en cuyo apartado se contempla, por ejemplo, la subida del IVA a la sanidad y educación privada, o a las bebidas carbonatadas y productos con envases de plástico, entre otros ejemplos. Decisiones que, lejos de inyectarnos oxígeno que nos permita coger aire tras estos duros meses de varapalo económico, provocarán la descapitalización de las familias y la caída del consumo privado.
Por último, creo que falta una clara explicación en este documento que recoja de dónde piensa sacar el señor Sánchez los ingresos necesarios con los que soportar el enorme gasto público que se avecina.
Si no hay precisión en los ingresos y en los gastos, no habrá jamás credibilidad presupuestaria ni un horizonte que facilite la pronta recuperación de las familias y empresas españolas que se desviven cada día por librar la batalla de la supervivencia económica.