
El anuncio de Madrid de que extenderá sus limitaciones anti-Covid a otras ocho áreas se topó con una reacción inaudita del Gobierno central. Éste se afanó en desacreditar la decisión insistiendo en un confinamiento total.
La política de Moncloa incurre así en una total incoherencia. Hace meses que el Estado se autoexcluyó en la gestión de los rebrotes y delegó todas las decisiones en las autonomías, asegurando que las respaldaba incluso a la hora de decretar estados de alarma limitados. Ahora, sin embargo, desmiente esa supuesta colaboración, al no dudar en arremeter contra las decisiones autonómicas cuando no se ajustan a sus prioridades. En el clima de desconfianza que así se ha creado resulta imposible desarrollar ninguna cogobernanza real.