Imagina lo que hubiera pasado si hubiera habido dinero de verdad en juego. En los últimos cuatro días, los líderes de la Unión Europea han estado discutiendo furiosamente sobre su Fondo de Rescate del Coronavirus. El presidente francés Macron ha estado golpeando la mesa con rabia, los holandeses han asumido el papel dejado por los británicos como los "malos europeos", y los alemanes han estado escarbando cautelosamente en sus billeteras para pagar todo el asunto. Al final, sin embargo, llegaron a un acuerdo.
Los archifederalistas europeos lo aclamarán como un "momento Hamilton", al estilo de EEUU, un paso decisivo hacia una Europa más unida en la que los Estados más ricos ayuden a rescatar a los más pobres, distribuyendo el dinero por todo el continente en un momento de "solidaridad". Y si bien hay un elemento de verdad en ello - la UE por primera vez pedirá prestado dinero por sí misma - nadie debería caer en la exageración. En realidad, es probable que el Fondo de Recuperación nazca muerto. He aquí el motivo.
Bruselas necesita un plan para pagar la deuda más allá de tributos digitales o ecológicos
Primero, es demasiado pequeño. A la UE le gusta hacer grandes números. Pero el titular 1,5 billones de euros incluye su gasto normal para los próximos siete años. Y los préstamos apenas cuentan. Después de todo, Italia o Grecia ya pueden pedir dinero prestado si lo necesitan. El único número significativo son las transferencias, que los llamados "cuatro frugales" redujeron de 500.000 millones de euros a 390.000 millones de euros. Del total del PIB de la UE de 15 billones de euros, no es exactamente una minucia, pero tampoco es un cambio significativo en el juego. Además de eso, los reembolsos ofrecidos a los cuatro frugales, usando un mecanismo parecido al del famoso cheque británico significan que será aún menos en términos reales, porque recuperarán parte de ese dinero. En términos macro, no va a hacer mucha diferencia.
Luego, difícilmente ha sido un acuerdo amistoso. El dinero ha sido extraído a la fuerza de los "cuatro frugales" después de una amarga discusión, y no van a aportar ni un euro más. Peor aún, los holandeses se aseguraron un "freno de emergencia" sobre el gasto, por lo que podrán discutir durante años sobre cómo Italia o Grecia utilizan el dinero. Los Estados miembros podrán potencialmente vetar el gasto de otros países. Esa es una vía segura para convertir cada iniciativa para liberar ayudas en una pelea. Si usted es un periodista holandés o alemán con tendencia a escribir titulares euroescépticos, los próximos años van a ser muy divertidos.
Supone un error que la distribución del dinero sea completamente política
En tercer lugar, aún se ha dicho muy poco sobre cómo se pagará la deuda. Si pides dinero prestado, tienes que tener algún tipo de mecanismo para pagarlo algún día. La UE tiene planes para un impuesto sobre los plásticos, pero aparte de eso sólo hay un poco de palabrería sobre los impuestos ecológicos y digitales. Estos serán difíciles de acordar, e incluso más difíciles de recaudar, y pueden perjudicar la recuperación tanto como el gasto extra lo ayude. Aún más preocupante es que los nuevos y flamantes bonos conjuntos de la UE podrían terminar calificados como basura o casi. Las agencias de calificación pueden decidir con razón que el bono de la UE tiene la misma calificación que la deuda griega o italiana. Finalmente, la distribución del dinero, parece que será completamente política, con mucho más gasto en grandes proyectos industriales franceses en "industrias verdes" como baterías para coches eléctricos que en el rescate de pequeñas empresas en Italia y España.
No hay duda de que se necesitaba un verdadero Fondo de Recuperación que funcione. Sin uno, los desequilibrios dentro de la zona euro se harán cada vez más grandes. Alemania y Holanda comenzarán a crecer de nuevo mucho más rápido, y mucho más rápido, que Italia, Grecia o España. El Fondo de Recuperación está destinado a arreglar eso, y estabilizar la zona euro, pero también hay riesgo de que sus divisiones sean mucho, mucho peores.