
Alemania fue uno de los primeros países que reaccionó a la crisis del coronavirus con reducciones de impuestos. De hecho, el Gobierno de Angela Merkel hizo historia al impulsar la primera bajada del IVA que los alemanes presencian en 50 años, al pasar los tipos del 19% al 16%.
Pasados los peores momentos de la epidemia, la locomotora europea se mantiene en el camino correcto y anuncia otros 42.000 millones en alivios tributarios. En este caso, aumentarán las deducciones por hijo y habrá rebajas en el IRPF que no dudan en incluir a las rentas altas (aumenta el nivel de ingresos a partir del cual se puede aplicar el tipo máximo del 42%). No es la única gran economía del euro que sigue este camino. El Plan Nacional de Reformas de Italia ya contempla medidas semejantes por un valor superior a los 17.000 millones. Ante ejemplos así, España se convierte en una rara avis en Europa. La Comisión atribuye al PIB español la segunda peor previsión del Continente en 2020, con una caída del 10,9%, pero el Gobierno insiste en responder a una crisis de demanda como la actual subiendo la tributación directa sobre los beneficios empresariales y la capacidad de consumo de los hogares. Y aún más grave es que pretenda materializar esos planes de modo inminente, en los Presupuestos de 2021, interpretando a su conveniencia los últimos informes del Banco de España. Lo que el supervisor y la mayoría de los analistas defienden es que todo intento de cerrar la diferencia de recaudación con respecto al resto de la UE debe posponerse más allá de 2022.
Nuestro país se perfila como la 'rara avis' de Europa al querer subir impuestos en medio de una recesión histórica
La prioridad actual debe ser estimular la recuperación económica. El Gobierno, sin embargo, amenaza con asfixiarla siguiendo la tendencia opuesta en política fiscal al resto de Europa.