Opinión

El IVA tras la crisis del Coronavirus

Cualquier incremento del IVA retraerá el consumo

¿Cuánto paga usted de IVA? Esto con gran probabilidad no lo sabe nadie, pero seguramente paga más que hace unos años. En 2019 se batió el record de ingresos de IVA, con un importe de 71.538 millones de euros, lo que es un tercio de la recaudación total de la Agencia Tributaria. Este resultado es una combinación del gasto total sujeto a IVA más elevado de nuestra historia, y también de un tipo efectivo medio relativamente elevado, el 15,3%. Según los datos de los dos últimos meses disponibles, marzo y abril, la recaudación en ambos meses con respecto a la del año pasado cayó un 29%. Ante esto, ya hay propuestas para elevar el tipo efectivo del IVA mediante el incremento de los productos y servicios sometidos a tipos reducidos, el 4% y el 10%.

Una primera reflexión es que, contra lo que pudiera pensarse, el tipo de IVA no está demasiado lejos de los tipos medios europeos. En segundo término, este tipo se ha incrementado de forma notable durante la crisis económica. En 2009, en España se pagaba un tipo efectivo de IVA del 11,1%, una fiscalidad casi idéntica a la de 1995, que es el primer dato disponible, que entonces estaba en el 11%. En 2013, el tipo efectivo estaba en el 15,5%, es decir un incremento de la fiscalidad general sobre el consumo casi del 40%. Y aquí hay que tener cuenta que esto se hizo durante la crisis. Esto significa que muchos ciudadanos pasaron a consumir un mayor porcentaje de productos de primera necesidad, como alimentos y bebidas, que están sujetos a tipos reducidos de IVA, reduciendo de esta forma el tipo efectivo medio del impuesto.

Un alza del tributo podría condenar a hostelería, restauración y viajes al cierre

La segunda cuestión a tener en cuenta es que incrementar el IVA retrae el consumo. Esto resulta especialmente cierto cuando se reclasifican productos y servicios a otro tramo de IVA. La razón es evidente: reclasificar un producto desde el 10 al 21% supone más que doblar la carga fiscal y un incremento del precio que paga el consumidor de más del 10%. Realizar este tipo de "ajustes" antes de que el consumo se recupere de la crisis más dramática de la historia económica reciente puede suponer condenar a sectores enteros al cierre.

Tengamos en cuenta que hay dos grandes sectores sometidos a tipo reducido: la alimentación y el turismo y los viajes. En principio, un incremento del IVA a la alimentación se debería trasladar a precios sin demasiados problemas. La razón es que la demanda es rígida: una familia media consume el mismo número de barras de pan aunque suba o baje ligeramente el precio. Sin embargo, este aumento de impuestos recae en mayor medida sobre los ciudadanos más pobres. Con esta medida se incrementa la regresividad del sistema fiscal.

El nivel de déficit futuro no solo tiene que ser inferior al 3%, sino más bien cercano al 0%

La otra fuente de recaudación por una eventual subida del IVA es el turismo. Aquí el problema es el contrario. Nos encontramos con el sector más afectado, desde un punto de vista económico, por la pandemia. La razón por la que la hostelería, la restauración y los viajes están sometidos a un tipo reducido de IVA es, fundamentalmente, de competitividad internacional: que nuestra oferta turística no resulte más cara que la de otros países. Ante el COVID, algunos de nuestros competidores, como Alemania, han reducido, temporalmente el IVA. En esta coyuntura, plantearse una subida del IVA, y más de esta magnitud, pasar del 10% a 21% no parece una buena idea.

A medio plazo tenemos que asumir la idea de que habrá que insistir en la consolidación fiscal. Esto quiere decir que no deberíamos empezar demasiado pronto a subir impuestos, y/o a recortar gastos, porque a corto plazo el objetivo fundamental es salvar actividad económica y empleos, para a continuación recuperar el crecimiento económico. Sin embargo, para poder hacerlo, es necesario que el Estado, y también los demás agentes económicos se puedan financiar. Y para eso es necesario garantizar a los acreedores la sostenibilidad de la deuda pública española, lo que pasa a medio plazo por reconducir el déficit público a niveles razonables y compatibles con el nivel de deuda pública que tendremos después de la crisis económica derivada de la epidemia del COVID-19. Y eso significa que el nivel de déficit futuro no solo tiene que ser inferior al 3%, sino más bien cercano al 0%.

Esto implica a futuro tomar decisiones poco agradables. Y si estamos hablando de impuestos, esto implicaría también, el incremento de los más recaudatorios: IRPF, y no solo los tramos altos, IVA y también Impuestos Especiales, entre otros. Pero con gran probabilidad, los problemas para reclasificar productos y servicios en el IVA seguirán ahí, como el dinosaurio de Monterrosso, cuando despertemos de la pesadilla de la crisis. Con gran probabilidad, seguiremos teniendo problemas de pobreza y desigualdad que complicarán el incremento del IVA a los productos de primera necesidad. Por otra parte, nuestro sector turístico seguirá necesitando competir para continuar siendo el sector que más aporta a nuestro superávit por cuenta corriente, es decir a reducir nuestra deuda exterior. Nuestra estructura de IVA es un reflejo de nuestra historia y también de nuestra idiosincrasia.

Para resolver este dilema, habría que insistir en seguir modernizando la gestión del IVA, luchar contra el fraude fiscal y hacer más difícil la economía sumergida. También habría que ir eliminando "antiguallas" como el régimen de módulos, que en muchos casos es un nido de facturas falsas, y que no tiene sentido con los medios informáticos actuales. Junto a esto, la progresiva eliminación del dinero en efectivo debería dar más información a la Agencia Tributaria y mejorar el cumplimiento fiscal. La recaudación en el IVA no solo es una cuestión de subir tipos, sino también de recuperar el consumo, y también de conseguir que ese consumo tribute efectivamente. También en el IVA, lo que no pagan unos, lo acabamos pagando entre todos. Y esto es algo contra lo que deberíamos luchar siempre, pero especialmente en esta situación dramática, que se ha llevado por delante a decenas de miles de compatriotas, y que ha hecho imprescindible un mayor gasto público para garantizar la salud.

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Comentarios 4

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Jorge Sanchez Arroyo
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Pero las pagas gratis no las iban a pagar solo los ricos? Justicia social?

Haz que pase!!!

Puntuación 13
#1
Tx
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Solamente agradecer y aplaudir a todos los votantes del PSOE que no aprendieron de la historia. Ahí tenéis de nuevo lo que habéis sembrado y esperad que todavía llegará más artillería pesada. Señores, estos arruinaron siempre la prosperidad de un país cada vez que gobernaron y de nuevo vuelve a reinar el mismo infortunio. Abrochense bien los cinturones que acabamos de despegar.

Puntuación 5
#2
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Yo creo que todo estriba no en amenazar al contribuyente con continuas subidas de impuestos que no hacen más que atemorizarle y retraerle a guardar su dinero para una eventualidad de vacas aún mas flacas, sino en comunicarle la esperanza y la seguridad de entre todos superaremos esta situación. Esto último traerá como consecuencia el aumento de consumo de productos nacionales y el gasto solidario en turismo y hostelería pudiendo de este modo ver duplicados , o incluso triplicados , los los actuales 71.000 millones de ingresos por IVA. Téngase bien presente que los gastos en hostelería y turismo son en la inmensa mayoría de los casos superfluos e innecesarios para quien los presta, y por consiguiente puede ser un grave error de cálculo el contar con unos ingresos de recaudación que al final distan mucho de la realidad. Trasmítase confianza y seguridad al pueblo y éste gastará al límite de sus ingresos , máximo si tiene conciencia de que su generosidad redundará en beneficio del interés general.

Puntuación 3
#3
Hurl
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Madre mia, un articulo bastante sensato. No se pueden bajar los impuestos sin mas. Igual que subirlos ahora mismo es un disparate. Al final vamos a tener que subir algunos impuestos y a la vez recortar algunos gastos. Ni solo recortar ni solo subir impuestos.

Y para el turismo y la hosteleria, que se saquen un nuevo IVA exclusivo para el ocio. No parece muy normal tener un IVA reducido para ir al bar mientras otras cosas mas esenciales pagan el 21%. Y todo porque queremos mantener la estructura actual del pais superdependiente del sector servicios. No se queria cambiar la estructura del pais? Pues empiecen por ir normalizando los impuestos a ciertos sectores.

Puntuación 0
#4