
Nigel Ferguson, nacido en Glasgow, es un conocido profesor de Historia en Stanford. Ha pasado la cuarentena en Montana con su mujer, Ayaan Hirsi Ali, neerlandesa de origen somalí. Allí ha sido entrevistado por el español Luis Torres y, preguntado por la responsabilidad de la pandemia, lo deja claro. Para él la mayor responsabilidad es del Partido Comunista de China. Incapaz de contener el brote, además lo ocultó y no facilitó información a la comunidad internacional. Pekín no canceló los vuelos internacionales hasta el 23 de enero exportando así el virus hacia el resto del mundo por vía aérea.
Ferguson considera que en Occidente la gestión ha sido –en general- "manifiestamente mejorable", y entre las peores gestiones está España. El gran error fue retrasar la adopción de medidas una vez se supo la gravedad de la enfermedad. Muchos gobiernos minimizaron los riesgos en enero y febrero, para luego dejarse dominar por el pánico en marzo cerrándolo todo (así ocurrió en España). Las consecuencias de ello pueden ser enormes y mucho más duraderas de lo que pensamos, se lamenta el profesor.
Pero Ferguson es un hombre de matices. Considera que es un error muy común de los periodistas centrar las críticas en las jefaturas de los Gobiernos, cuando detrás de esas personas se supone que había gente bien preparada que ha cometido errores gravísimos.
Hablando del aprendizaje en casa de su hijo, aclara que la situación lo ha obligado a organizarse y a "buscar respuestas por vías alternativas, sin que su madre ni yo hayamos intervenido para nada". Desde otro punto de vista, están siendo días de lectura, que había sido una de las grandes damnificadas en la "era de la distracción". Ya no hay excusa para eludir la lectura de Guerra y paz".
En cuanto a España, usaré lo escrito por una muy buena periodista llamada Maite Rico, que ilustra bien los errores denunciados por Ferguson:
El 30 de enero, Fernando Simón (director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias del Ministerio de Sanidad) desoyó a los expertos que consideraban al SARS-CoV-2 como virus de riesgo máximo (nivel 4) y lo clasificó en el nivel 2, como si fuera una gripe.
31 de enero: "España no va a tener más allá de algún caso diagnosticado".
9 de febrero: "No hay razón para alarmarse con el coronavirus".
13 de febrero: "El número de nuevos casos en el mundo está en descenso".
23 de febrero: "En España ni hay virus, ni se está transmitiendo la enfermedad, ni tenemos ningún caso (era la semana de los contagios masivos).
26 de febrero: "No es necesario que la población use mascarillas".
2 de marzo: "Nos mantenemos en fase de contención. No se recomienda suspender eventos sociales".
4 de marzo: "No tiene sentido cerrar los colegios".
7 de marzo: "Si mi hijo me pregunta si puede ir a la manifestación feminista, le voy a decir que haga lo que quiera".
El 9 de marzo el Gobierno reconoce que hay "contagios comunitarios". El 14 decreta el estado de alarma.
No sé si Simón es incompetente, si se plegó al juego político o las dos cosas. En cualquier caso, no era idóneo para el cargo y debe rendir responsabilidades.