
Hace ahora dos meses y pico les dije, desde estas mismas páginas, que no vendieran y, que si podían, compraran. Porque en "dos o tres meses" – decía - las cosas se verían muy distintas en los mercados. En realidad tampoco era una predicción tan difícil: se trataba simplemente de tener fe en las reglas que han regido el funcionamiento de los mercados durante siglos.
La primera y fundamental es que los mercados descuentan expectativas futuras, es decir, están formados por personas que hacen apuestas en función de lo que lo que piensan que va a ocurrir y no en función de lo que está ocurriendo. Normalmente a seis meses o un año vista. Los datos del momento presente están descontados en los precios porque ya los conoce todo el mundo. En esta ocasión los mercados apostaron porque el virus iría reduciendo su desarrollo gracias al confinamiento y que a partir de ahí se volvería gradualmente a la normalidad.
A partir de este momento es cuando al mercado le van a volver a importar los datos económicos
La segunda regla de los mercados es no enfrentarse a la Reserva Federal de los Estados Unidos. En esta ocasión no era solo a la Reserva Federal a la que se "enfrentaron" los analistas que recomendaron vender o mantenerse al margen, era a todos los bancos centrales del mundo, que llenaban de liquidez el mercado. La mayoría de los analistas prefirieron criticar la actitud de los bancos centrales antes que aprovechar el viento a favor.
Pero realmente es ahora cuando llega lo difícil. Hasta ahora, bastaba respetar las reglas y ser consciente de que la evolución de los principales índices bursátiles era inversamente proporcional a la evolución de la curva de fallecimientos. Pero ¿qué va a pasar cuando se entre en a la "nueva normalidad"? ¿Y cuando se alcance la normalidad por las buenas? Mi opinión es que es ahora cuando van a ser realmente importantes los datos económicos.
Durante la pandemia, la mayoría de los analistas intentaron predecir la evolución del mercado centrándose en los datos económicos del momento, lo cual es casi surrealista, porque ¿como iban a ser buenos esos datos si se ha cerrado la economía global? Evidentemente eran malísimos, como no podía ser de otra manera. Y lo que es obvio está descontado en los precios.
La economía española es ajena a la tecnología y no ha cuidado su tejido productivo
Ahora llega el momento de la verdad. Los mercados han descontado una serie de recuperaciones, desde la recuperación en V de los valores tecnológicos, que se piensa no se verán muy afectados por las medidas de distanciamiento social, a la "recuperación" en forma de L de la economía española, muy afectada por el distanciamiento, ajena a la revolución digital y que no ha cuidado a su tejido productivo.
A partir de ahora, la economía real tendrá que certificar si las apuestas que realizaron los inversores fueron correctas. Dónde se pasaron de optimistas y donde exageraron su pesimismo. Y lo mismo se puede decir de los resultados empresariales. Habrá que saber reducir posiciones en aquellos países o sectores en los que el mercado haya sido demasiado optimista o aumentarlos donde haya sido excesivamente pesimista.
Además, se acerca el momento en el que podríamos ver cómo se va pasando el testigo. Según se vaya estableciendo la "nueva" normalidad y luego la normalidad completa se irá produciendo una mejora en la cotización de las empresas no tecnológicas. Una recuperación en U, por seguir con las referencias al abecedario. El problema es que no todas las empresas "analógicas" se recuperarán por igual y algunas ni siquiera se recuperarán.
Tengamos en cuenta que para determinadas personas, especialmente las de cierta edad, durante un año o incluso dos comprar por Internet o utilizar servicios online será una cuestión de seguridad o incluso de supervivencia. Hasta que esté disponible una vacuna. Así, el coronavirus convertirá en auténticos "nacidos digitales" a personas que las empresas online jamás hubieran pensado que serían clientes suyos y esto hará mucho daño a las empresas que daban por hecho que siempre tendrían a esa clientela cautiva.
Luego están las empresas que sobrevivirán, bien porque han sabido adaptarse a la situación, bien porque se encuentre un tratamiento eficaz o una vacuna que haga innecesario el distanciamiento social.
Todas estas cuestiones van a ser de enorme importancia a la hora de seleccionar fondos de inversión o ETFs, ya sea para aprovechar en el corto plazo el impulso que le ha dado el coronavirus a la revolución digital, ya sea para buscar fondos que tengan en cartera esas empresas que volverán a ser rentables cuando haya una vacuna o un tratamiento que haga olvidar el distanciamiento social.