
La renta mínima vital recibe su aprobación definitiva y entra en vigor en junio. Una situación tan grave como la actual podría justificar una ayuda de este tipo, siempre que tuviera claras limitaciones, sobre todo en duración.
Sin embargo, lo que el Gobierno implementa es un nuevo subsidio indefinido, que recibirán de oficio (sin siquiera tener que pedirlo formalmente) dos millones de personas, con una cuantía que puede llegar a los 1.052 euros mensuales. El coste que tendrá para las ya exhaustas arcas públicas es conocido: 3.000 millones anuales. Pero su factura amenaza con ser mucho más alta. No en vano resulta imposible que la percepción permanente de un subsidio así, capaz de rebasar en un 7% el salario mínimo, fomente la búsqueda de empleo.