
El Tesoro somete a una radical cambio su objetivo de emisión de deuda para 2020. Pasará de sus previsión inicial de 32.500 millones al récord histórico de 130.000 millones. Se trata de una revisión sensata, no sólo por las nuevas necesidades que creó la epidemia.
Además, conviene aprovechar las buenas condiciones actuales de financiación, debidas a los estímulos del BCE. Existen serios riesgos de que se deterioren a partir de 2021, ante la delicada situación fiscal que España presentará. Pero aún más urgente resulta hacer acopio de recursos ante los problemas, ya serios, que el Gobierno afronta para cumplir con sus compromisos de pago más básicos. Los retrasos en capítulos como las prestaciones de los Ertes delatan una falta de liquidez a la que urge ya responder.