
La gran demanda en los bancos de alimentos es el síntoma más visible del vertiginoso deterioro que sufren millones de familias españolas. Cerca de seis millones de ellas, una cifra inédita están en situación de vulnerabilidad; se arriesgan así a, en tan sólo tres meses quedarse sin reservas para atender sus necesidades básicas.
Ante la urgencia de los plazos, sólo puede asombrar el afán por extender el estado de alarma, y el confinamiento que conlleva. El teletrabajo no es factible para miles de empresas y empleados. Pero, sobre todo, el ejemplo de los países de nuestro entorno muestra que la alarma sanitaria ya no justifica una reactivación tan limitada como la que España desarrolla. Mantener el confinamiento en sus términos actuales equivale a extender aún más la pobreza.