
El Gobierno aprobó el techo de gasto público para 2020, bajo la previsión de un alza de ese desembolso del 3,8% en este ejercicio. Es más, Hacienda fue más lejos y anticipó que dicha partida crecerá a un notable 3% el año que viene.
Ese ritmo de gasto tendrá que conciliarse con el compromiso, exigido por la UE, de reducir el déficit público estructural en 8.000 millones durante este ejercicio. El hecho de que se haya desmentido un alza de la fiscalidad del tabaco no debe confundir. A falta de recortes en el gasto, el Gobierno lo fía todo a la recuadación fiscal pese a que se está enfriando. Es muy dudoso que el previsible recurso a más alzas de impuestos (empezando con las tasas verdes) compense ese fenómeno. Muy al contrario, puede provocar una mayor desaceleración económica.