
La organización del Mobile World Congress cancela su edición 2020. Es un paso comprensible ante los efectos que había provocado la crisis del coronavirus. Pese al insistente (y poco fundado) optimismo de Sanidad y Consumo, la feria se presentaba ya herida de muerte tras la cancelación de su asistencia que protagonizaron las telecos.
La ausencia de Amazon o Facebook es un golpe, pero la falta de Vodafone o Orange es insostenible. El Congreso, por tanto, estaba abocado a la cancelación, lo que no implica el fin de todos los problemas. El impacto económico de 500 millones en Barcelona está ya perdido, puesto que no hay posibilidad de ubicarlo en otra fecha. Además, todo apunta a una batalla entre organizadores y empresas por las posibles indemnizaciones.