Opinión

SOS en el turismo

El turismo en vilo por las alzas fiscales que el Ejecutivo prepara

En vísperas de la apertura de FITUR, y tras las bambalinas de esta gran muestra internacional del turismo se esconde la realidad de un sector que empieza a ser preocupante, afectado por la caída de la demanda de los destinos tradicionales europeos, el descenso de la productividad y el aumento de los costes laborales.

Aviso que añade una alarma más sobre la desaceleración de la economía española, y no de las menos relevantes si tenemos en cuenta que el turismo, con datos del INE aporta el 12,3 por ciento del PIB, equivalente a 148.000 millones de euros, tres veces más que el automóvil, y sustenta el 12,6 por ciento del empleo total con 2,8 millones de trabajadores.

Ratios éstos que muestran claros síntomas de agotamiento como refleja el último informe de Exceltur, la asociación que engloba a la totalidad de actividades relacionadas con el turismo, y que cifra en el 1,5 por ciento el crecimiento de la actividad turística en 2019, medio punto por debajo del crecimiento de la economía española.

Las subidas de impuestos y del SMI dificultan la sostenibilidad del sector

Es, así, el segundo año consecutivo en que el dinamismo del sector es inferior al del conjunto de la economía y las estimaciones de Exceltur para el ejercicio en curso apuntan a una continuidad en la senda de enfriamiento del PIB sectorial, manteniendo esa tasa de crecimiento del 1,5 por ciento, dos décimas por debajo del 1,7 por ciento que la mayoría de organismos nacionales e internacionales pronostican para España.

Del análisis de los resultados se desprende que la demanda nacional sigue siendo el motor principal de la actividad turística, compensando la caída de los principales mercados emisores extranjeros como el británico, con un 2,2 por ciento de turistas menos y una caída del 5,2 por ciento en las exportaciones; el alemán con descenso del 1,8 por ciento en las llegadas y del 6,5 por ciento en las exportaciones; el procedente de los países nórdicos con retrocesos del 4,5 y el 8,3 por ciento, respectivamente.

La quiebra de Thomas Cook, el Brexit y la desaceleración de las economías europeas se apuntan como las causas principales del descenso del turismo exterior con la perspectiva de que especialmente las dos últimas seguirán afectando negativamente en 2020 y, posiblemente, con mayor intensidad.

Elementos externos al margen, las dos inquietudes esenciales para el empresariado turístico son de carácter doméstico. En primer lugar, la incertidumbre política que no se ha calmado con la formación de un Gobierno que plantea muchas incógnitas y que sigue apostando por el incremento de la fiscalidad. Y, en segundo, el aumento de los costes laborales, que en 2019 fue del 2,8 por ciento por los acuerdos de los últimos convenios y el impacto del alza del Salario Mínimo Interprofesional. Situación que en palabras de José Luis Zoreda, vicepresidente ejecutivo de Exceltur, es "difícilmente sostenible a medio plazo" y amenazan la capacidad de generación de empleo del sector.

Un escenario difícil para nuestra primera industria ante el que los empresarios demandan a los responsables políticos "una nueva hoja de ruta y una política turística de Estado que, basada en una nueva gobernanza público-privada, fortalezca la capacidad inversora en mejora de la oferta y aproveche al máximo las oportunidades de la digitalización, afronte los retos ambientales y persiga una mayor empatía ciudadana". Amén.

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