
Unos días antes de la investidura, afirmé en este medio que iba a ser más difícil Gobernar que ser investido. Hasta el Monarca parecía ser de esa opinión cuando dijo al ya Presidente Sánchez que el dolor empezaba a partir del momento de su nombramiento. Un dolor económico, con una desaceleración evidente, y político con un problema endiablado en Cataluña.
En el Gobierno da la impresión que el Presidente Sánchez ha sido consciente del reto económico. Nadia Calviño, eurócrata, como Vicepresidenta y José Luis Escrivá, economista riguroso, como Ministro de la Seguridad Social, auguran una política económica más ortodoxa que la que se podía esperar del pacto con UP. Además, hay que añadir el acierto de una Ministra de Asuntos Exteriores (Arancha González Laya) de marcada experiencia económica internacional. La que ha dicho Spain is back (España ha vuelto).
La presencia de Calviño y Escrivá augura una política económica dentro de la ortodoxia
Es verdad que la Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz (UP) ha prometido derogar la Reforma Laboral; política de Rajoy que ayudó a crear empleo. Pero no es la primera vez que el PSOE, incluso en el Gobierno, ha prometido hacerlo y luego… ¿irá ahora en serio? Para empezar, la nueva ministra habla de dialogar con las fuerzas sociales (sindicatos y patronales). Un diálogo que no da resultados ni rápidos ni automáticos. Así que veremos.
Lo mismo pasa con el deseo de acabar con la dualidad del mercado laboral igualando indemnizaciones por despido entre contratos indefinidos y temporales; es bueno y hay que hacerlo ¿Cómo? Los sindicatos querrán que sea al alza en las indemnizaciones temporales, la patronal bajando también las de los indefinidos. Discusión que siendo necesaria no va a ser fácil ¡Suerte Ministra!
En Hacienda sigue Montero cuya habilidad con los números es mejorable, como demostró siendo Consejera de la Hacienda Andaluza. Pero colaborará con Calviño controlando el déficit porque, si obedece bien, le espera "el sillón" en el PSOE andaluz, cuando Sánchez saque a Susana Díaz de su califato; que lo hará.
El populismo de Podemos parece que solo podrá imperar en ámbitos culturales y sociales
Así que se augura una política económica más ortodoxa de lo que cabría esperar de Sánchez-Iglesias. Éste último lloró de alegría en la investidura. Le auguro lloros por berrinches por la ortodoxia de Calviño. Lloros en "la intimidad" para no dar al Presidente excusas para prescindir de ellos con los Presupuestos aprobados. En resumen, parece que Sánchez ha encarado el reto económico con prudencia con estos nombramientos.
En política hay dudas sobre la habilidad para negociar en Cataluña. A la exvicepresidenta popular Soraya la ningunearon, convocando y manipulando un "referéndum" que según aquel Gobierno no se iba a realizar. Así que cuidado con los "trileros" de la otra parte. Es verdad que Junqueras y ERC han aprendido mucho sobre la fortaleza del Estado español y saben que es fuerte y su Poder judicial independiente, por mucho que griten lo contrario.
Por eso, el nombramiento de una ex ministra de Justicia como Fiscal General es un error cara a la negociación con la Generalitat porque apoya la "dialéctica del Estado opresor" ¿Cómo va a argumentar el Gobierno Sánchez que no puede hacer lo que le pidan judicialmente en una negociación si ha nombrado a su exministra Fiscal General del Estado?
Por tanto, los nombramientos en el frente político no son tan prudentes como los económicos. Ahora bien, de momento Sánchez y sus asesores han demostrado que saben manejar tácticamente los tiempos políticos ¿por qué no darle el beneficio de la duda?
En el tercer frente, cultura y sociedad, no hay dudas. Imperará el populismo de UP. Desde Consumo con Garzón, a Igualdad, con Montero (Irene) pasando por la Vicepresidencia de Iglesias, el grupo de UP impulsará sus consignas con la ayuda de la socialista Celáa en Educación que quiere derogar la LOMCE. Otro volantazo en política educativa española que solo conduce a la incertidumbre. Todo esto, a corto plazo no alarmará a nadie, incluso gozará de complacencia en muchos medios de izquierda. Pero no ayudará a restañar las diferencias entre las dos Españas que desgraciadamente se empiezan a vislumbrar en el horizonte político. Esas dos Españas que consiguió abrazar conjuntamente la Constitución de 1978.