
El Gobierno de coalición entre el PSOE y Unidas Podemos pronostica que su futuro hachazo fiscal permitirá elevar los ingresos para las arcas públicas en unos 5.654 millones.
Vaya por delante que dicha previsión debe ser puesta, como mínimo, en cuarentena. Así lo consideran organismos del prestigio del Banco de España y la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF). En concreto, esta última vaticinó que los anunciados ingresos se podrían quedar en aproximadamente la mitad. No cabe calificar a la AIReF de extremadamente pesimista, ya que es realista no esperar un gran rendimiento del alza del IRPF a las rentas altas. Lo mismo puede pasar con el castigo fiscal a las multinacionales y a la grandes empresas a través de Sociedades. Además, la desaceleración económica también puede hacer que merme el conjunto de los ingresos tributarios. Con todo, y dando por buenos los 5.654 millones que la dupla entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias prevé, la única realidad es que ese dinero se agotará rápidamente. A ello contribuirán decisivamente las alzas del gasto corriente que implica cumplir las promesas electoralistas de subir las pensiones (4.575 millones) y los salarios públicos a más de tres millones de funcionarios (1.263 millones). En total, ambas partidas dan una cifra de 5.838 millones, claramente por encima de las optimistas previsiones de ingresos adicionales de Moncloa. Resulta, por tanto, evidente que el alza del gasto prevista, y solo en estos dos ámbitos, ya supone una seria amenaza, que pone en duda el cumplimiento del objetivo de déficit en un año como este 2020, en el que respetarlo ya es un mandato constitucional. Solo un importante ajuste del gasto podrá evitar el desfase.