Madrid hace números sobre los efectos de imponer una armonización de impuestos, como aquélla por la que ya aboga el Gobierno. Medidas como obligar a eliminar sus bonificaciones en Sucesiones o Donaciones supondrá un alza fiscal para los madrileños por valor de casi 6.000 millones, en torno a 1.000 euros por cada ciudadano.
Este golpe implica minar de forma clara la capacidad de ahorro y consumo de los contribuyentes. Pero el perjuicio no acaba ahí. Madrid también se verá privada de aprovechar su eficiencia para competir impositivamente con otras autonomías. Esta capacidad de diferenciarse fiscalmente está avalada por la razón de ser misma de procesos de integración económica como la propia UE. Por ello, no debe combatirse sino fomentarse.
