El independentismo no desaprovechó la ocasión que le brindó la visita del Rey a Barcelona para volver a las calles. La inminencia de las elecciones ofrecerá más oportunidades para hacer alardes de fuerza y obtener repercusión mediática.
Especialmente problemática se presenta la jornada de reflexión. Pese a ello, la respuesta del Govern no pasa de protocolarias llamadas en pro de una "actitud cívica". Con esa tibieza, deja campo libre a que se repita la violencia posterior a la publicación de la sentencia del procés. Es una actitud irresponsable ante lo mucho que Cataluña se juega con el resurgir de los disturbios. Si persiste la imagen de caos, la paralización de inversiones, la marcha de empresas e incluso la destrucción de empleo llegarán a un punto de no retorno.