Opinión

América Latina, perspectivas económicas 2019-2020

Las perspectivas económicas, poco halagüeñas para la región

La economía mundial continúa presentando un momento de bajo crecimiento, muy delicado y muy complejo. Presenta economías con altos niveles de deuda, condiciones financieras muy volátiles, escalada de la guerra comercial entre EEUU y China, tensiones macroeconómicas en Argentina y Turquía, trastornos en el crecimiento de Alemania, endurecimiento de las políticas de crédito en China y la agudización de las incertidumbres en las políticas, desincentivan la inversión y la demanda.

La inversión y la demanda de bienes de consumo duraderos han sido moderadas en las economías avanzadas y de mercados emergentes, dado que las empresas y los hogares continúan postergando el gasto a largo plazo. Mientras el comercio mundial, que es intensivo en cuanto a maquinaria y bienes de consumo duraderos, sigue siendo débil. El repunte del crecimiento proyectado para 2020 es precario, y supone la estabilización de las economías de mercados emergentes y en desarrollo que están viéndose afectadas por las diferencias en torno a las políticas comerciales. El FMI (WEO, julio 2019) prevé un crecimiento de 3,2 por ciento para 2019, con un repunte a 3,5 por ciento en 2020 (0,1 puntos porcentuales menos que lo proyectado para ambos años en el informe WEO, abril 2019).

El acuerdo Mercosur aportará grandes estímulos para recuperar la inversión

América Latina sufre una revisión a la baja del crecimiento, incluyendo a las mayores economías (Brasil, México, Argentina). Para 2019 se espera un crecimiento del PIB real de 0,6 por ciento —la tasa más baja desde 2016— y un repunte hasta el 2,3 por ciento en 2020. Este escaso dinamismo es el resultado de sorpresas negativas en el primer semestre de 2019, la fuerte incertidumbre en torno a las políticas económicas en algunas economías importantes (Argentina, Brasil, México), agudas tensiones comerciales entre Estados Unidos y China y como se ha indicado un crecimiento mundial algo más débil

Brasil apunta a que el crecimiento permanezca en un nivel moderado de 0,8 por ciento en 2019 y que se acelere a 2,4 por ciento en 2020, una vez aprobada la reforma del sistema de pensiones que supone un ahorro superior a los 200.000 millones de dólares durante la próxima década y  el acuerdo de libre comercio entre Mercosur y la Unión Europea (pendiente de aprobación por los gobiernos), que aportan importantes estímulos para que se recupere la inversión. Además la política monetaria debe seguir siendo acomodaticia, como también  la reducción del déficit presupuestario en los próximos años sigue siendo crucial para garantizar la sostenibilidad de la deuda pública. Para estimular el crecimiento potencial, hay que emprender reformas estructurales decisivas, como por ejemplo en el ámbito tributario, de las privatizaciones, la liberalización del comercio y tomar medidas para hacer más eficiente la intermediación financiera.

La evolución de la economía china afectará al crecimiento del continente

México donde la inversión sigue siendo débil y el consumo privado se ha desacelerado, como resultado de la incertidumbre en torno a las políticas, el deterioro de la confianza y el aumento de los costos de endeudamiento, que podrían seguir aumentando tras la rebaja de la calificación soberana. Después del primer informe de Gobierno presentado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, analistas privados según la encuesta realizada por el Banco de México (Banxico), recortaron sus estimaciones de crecimiento económico, reduciendo su pronóstico para 2019 en un 0,50 por ciento, y también ajustaron a 3,36 por ciento la inflación anual. Además, señalan una menor expansión para 2020, situándola en un 1,40 por ciento (1,50 por ciento estimado); y su previsión para la inflación es de un 3.56 por ciento.

El presidente López Obrador restó importancia al desempeño macroeconómico del país: "Lo fundamental no es lo cuantitativo, sino la distribución de la riqueza... el fin último del buen gobierno es conseguir la felicidad de la gente. La economía crece poco, es cierto, pero no hay recesión. Además ahora es menos injusta la distribución del ingreso: hay más desarrollo y más bienestar". Pero importante, no detalló ni presentó datos donde se verifiquen la evolución de la distribución de la riqueza y del bienestar. Sobre el tipo de cambio los analistas para cierre del año lo fijan en 19,84 pesos por dólar frente a la estimación previa de 19,70 pesos. Consideran que entre los factores que pueden obstaculizar el crecimiento está la gobernanza (38 por ciento), las condiciones económicas internas (32 por ciento), y las condiciones externas (15 por ciento).

Argentina se contrajo en el primer trimestre del año, aunque a un ritmo más lento que en 2018. La proyección de crecimiento para 2019 se reviso ligeramente a la baja y para 2020 se prevé una recuperación más moderada (WEO, abril 2019). Pero el escenario ha cambiado para bastante peor y seguramente siga haciéndolo hasta las elecciones presidenciales del 27 de octubre. El fuerte desplome del peso, la subida del riesgo país y la caída de los bonos y acciones en el exterior, pronostican que continuará la presión negativa sobre el tipo de cambio, lo que acelerará la inflación y afectará negativamente la actividad económica. "El último episodio de tipo de cambio y volatilidad financiera resalta una vez más la alta vulnerabilidad del perfil crediticio del país". 

Para hacerle frente el presidente del Banco Central, Guido Sandleris, defendió el "paraguas cambiario" decretado el 1-09-2019 y dijo que las nuevas medidas permitirán estabilizar el tipo de cambio. En efecto, el 2-09-2019, el índice S&P Merval de las acciones de las empresas líderes que se cotizan en la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, cerró con una fuerte subida del 6,45 por ciento y el dólar bajó, tras las medidas de control cambiario. El Merval marco los 26.195,41 puntos, y el S&P BYMA Índice General cerró en los 1.126.079,13 puntos, con un aumento del 6,08 por ciento. En 2001, durante la presidencia de Fernando de la Rúa, fue cuando la crisis económica marcó una episodio difícil de olvidar en el país. Allí se extendió el famoso término del "corralito", que se convertiría en una pesadilla para los argentinos hasta el día de hoy.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), señala que durante 2019 el crecimiento económico de la región mantendrá una trayectoria descendente estimándose que la región crecerá solo un 0,5 por ciento, cifra inferior al pronosticado de 0,9 por ciento en 2018.

A diferencia de años anteriores, en 2019 la desaceleración será generalizada y afectará a 21 de los 33 países de la región. En promedio, se espera que América del Sur crezca 0,2 por ciento, América Central 2,9 por ciento y el Caribe 2,1 por ciento. La región enfrenta un contexto externo con mayores incertidumbres y complejidades crecientes reflejadas en un menor dinamismo de la actividad económica mundial y del comercio global, mayor volatilidad y fragilidad financiera, cuestionamientos al sistema multilateral y un aumento en las tensiones geopolíticas (Panorama Económico de América Latina y el Caribe, julio, 2019).

Coincide con el FMI, que la situación se encuentra influida por el complejo escenario externo y las débiles dinámicas domésticas. Como en años anteriores, proyecta un crecimiento cuya intensidad es distinta entre países y subregiones (crecimiento desparejo), y que responde no solo a los impactos diferenciados del contexto internacional, sino también al comportamiento de los componentes del gasto —principalmente el consumo y la inversión— que muestran patrones distintos en las economías del norte y del sur. Los principales riesgos para la región siguen siendo una menor tasa de crecimiento global, el descenso del comercio mundial y las condiciones financieras que suelen estar vinculadas a la percepción de mayor o menor riesgo por parte de los agentes.

Al mismo tiempo, este contexto ofrece señales de que los precios de las materias primas pueden verse desfavorecidos por el aumento de las restricciones comerciales. Hasta el momento, se prevé para 2019 un leve descenso en el nivel de precios de los productos básicos entre un 5-7 por ciento, siendo los energéticos los que presentarían la mayor bajada con un 12 por ciento. Y no hay que olvidar, que sigue presente la preocupación por la evolución de la economía china, que en 2019 nuevamente desacelerará su crecimiento hasta un 6,2 por ciento, muy lejos de aquellos años en los que su PIB crecía con vigor por encima del 10 por ciento. Para la región es un socio del mayor nivel, solo por detrás de EEUU, es el segundo socio comercial con intercambios por valor de 307.400 millones de dólares en 2018, un aumento del 18,9 por ciento respecto a 2017.

En consonancia, los principales riesgos para el desempeño económico de la región para 2019, siguen siendo una menor tasa de crecimiento mundial, el bajo dinamismo del comercio mundial y las condiciones financieras que enfrentan las economías emergentes. Por otra parte, la guerra comercial entre Estados Unidos y China que podría ampliarse por parte de EEUU y la Unión Europea, lo que supone un riesgo no solo para el comercio global y la tasa de crecimiento del mundo a mediano plazo, sino también para las propias condiciones financieras que suelen estar vinculadas a la percepción de mayor o menor riesgo por parte de los agentes.

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