Opinión

Mensajes que mejoraron la Economía

Pablo Hernández de Cos, Gobernador del Banco de España

El 3 de octubre se celebró en Barcelona, presidido por el Gobernador del Banco de España, Hernández de Cos, un acto de conmemoración del LX aniversario del Plan de Estabilización, a partir del cual, en 1959, los españoles hemos pasado a tener una economía en nada parecida a la que existió, dejando a un lado el trauma de la Guerra Civil, hasta 1935.

Por un motivo lógico, hubo en esa acto varias aportaciones que señalaron la importancia que, en ese proceso, tuvo Joan Sardá. Pero hubo muchos más influyentes, e incluso previamente a la aparición de Sardá. Una de las cuestiones fundamentales se encontró en la defensa de la necesidad de conceder prioridad a la economía libre de mercado. El primer precedente se encuentra en un artículo publicado en la Revista de Estudios Politicos por Valentín Andrés Álvarez, en relación con importantes aportaciones de Eucken. Pero este artículo fue inmediatamente ampliado.

El motivo fue importante. Otro buen economista, como el anterior, y ambos discípulos de Flores de Lemus, e integrados desde 1940 en el Instituto de Estudios Políticos, era Miguel Paredes. Había estudiado en Alemania con el profesor Stackelbrg. Propuso que se le invitase a integrarse en esa sección de Economía para no sufrir las molestias de la II Guerra Mundial, que mucho afectaba a Alemania. Stackelberg aceptó, y se incorporó en el año de 1943, tanto al Instituto de Estudios Políticos como a la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas de la Universidad de Madrid.

¿ Por qué pasa a tener esto muchísima importancia? Yo diría que ésta incluso básica para crear un ámbito preciso con el fin de que surgiese uno de los puntos de apoyo de ese Plan de Estabilización de 1959

La influencia de Stackelberg ayudó a  que España tomará la economía de libre mercado

Stackelberg acepto venir a España porque formaba parte del grupo de conjura contra Hitler. Desde el punto de vista de la política económica que él, Euken, Jens Jessen , en algún sentido el que después se llamó Escuela de Friburgo consideraban que el modelo básico que tendría que ponerse en marcha en Alemania, tras eliminar al nacionalsocialismo y pedir la paz, era el de la existencia de una economía de mercado. Por supuesto sabemos que eso fue lo ocurrido, para volver a crear una Alemania rica tras el cataclismo de su derrota. Stackelberg en España difundió ese modelo y, por ejemplo, lo tenemos muy claro ya en 1944, cuando en el curso inicial de la vida de la Sección de Economía de la Facultad de Ciencias Políticas y Económicas, titulado Introducción a la Economía, Valentín Andrés Álvarez y José María Naharro enviaron un mensaje. Está recogido en un libro de 1944. En el aparecen, no solo aspectos fundamentales de las tesis de la economía libre de mercado, sino nada menos que, haciendo alusión a planteamientos derivados de la realidad de la competencia imperfecta, una crítica a cualquier política que aceptase posturas favorables al corporativismo, el cual políticamente era la base del sindicalismo vertical, entonces oficial.

Aparecía esto en el texto, preparado por Valentín Andrés Álvarez y Naharro, que era el que se estudiaba. Pero además se encontraban las clases de Stackelberg, y se añadió la traducción de sus Lecciones de Economía, que inmediatamente, en la traducción, mostraban un respaldo explícito, en las notas a pie de página, de los miembros de la citada Sección de Economía del Instituto de Estudios Políticos, o sea, de José Vergara Doncel, Valentín Andrés Álvarez, José Castañeda, José María Naharro, Alberto Ullastres y José Antonio Piera Labra y Miguel Paredes. Inmediatamente hay que señalar el artículo de Zumalacarregui, catedrático entonces de Economía en la Universidad de Madrid, Presidente del Consejo de Economia Nacional y del Instituto de Economía Sancho de Moncada del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, publicado Zumalacarregui, en la revista científica de ese Instituto, Anales de Economia. Era un artículo elogiosísimo sobre la obra como economista de Strackelberg.

Ese planteamiento que nacía ahí, se desarrolló con fuerza, no solo en el ámbito universitario, donde por ejemplo se elogiaba el papel fundamental que tenía en el mundo empresarial privado, sino también en el ámbito de la Administración porque, los licenciados en Ciencias Económicas, pasaron con rapidez a integrarse, mediante oposición, en el ministerio de Hacienda, en el Ministerio de Comercio, e incluso en el Ministerio de Trabajo o en el Instituto Nacional de Industria, y allí sostenían esos puntos de vista en dictámenes, en críticas, o en polémicas como las desarrolladas en revistas y periódicos de Madrid y Barcelona. Ese conjunto de informes y trabajos, empapados en esa doctrina anterior, se encuentran publicados por figuras como la de Enrique Fuentes Quintana o la de Fabián Estapé. La amplitud de este mensaje fue colosal, y enlazó inmediatamente con las tesis, que procedían de Perpiñá, sobre la urgencia de abrir la economía española a la competencia internacional, huyendo de toda política industrializadora, estatificadora y proteccionista, tal como, por ejemplo, defendía por aquellas épocas, Manoilescu.

Desde 1959, y si contemplamos sus orientaciones económicas, hasta la Constitución de 1978, todo esto constituye una de las bases de nuestro desarrollo económico actual.

¿Hubiera habido posibilidad de que eso se aceptase forzosamente sin aquel inicio reforzado por el prestigio mundial de Stalckberg ;recordemos lo que ya había señalado sobre él Joan Robinson?.

Así fue cómo se puso en marcha el conjunto de ideas que en 1959 iniciaron la construcción, casi me atrevería a decir que revolucionaria, de una nueva economía española. Aceptó España aquel consejo que le había dado Larra en un artículo periodístico titulado Las cosas nuevas, aparecido el 13 de septiembre de 1833, en el que sostenía: "Con las cosas, los españoles las asumen tal cual las encuentran para quedarse, sin buscar otras, porque se figuran que hay que resignarse por pereza; El español se afianza con lo que tiene y le rodea, pero esto es dañoso ; hay que dejar de una vez esa actitud". Fue lo que ocurrió en 1959, y a ello contribuyó, desde luego la presencia de uno de los grandes economistas contemporáneos, Estalckberg. Enterrado en Madrid, en el cementerio Británico.

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